Entrevista con Andrea Fora, sutileza, versatilidad y exclusividad
ADRIANA RAMÍREZ FE.- La conocemos desde que era niña y la hemos visto crecer como persona, pero también como empresaria emprendedora en un sector que no es fácil: el de diseño de moda. Además, ella ha empezado con uno de los retos más complicados: satisfacer el día más importante en el vestir de una mujer: su traje de boda.
Andrea ¿de dónde te viene está vocación?
En mi casa, la pintura, el arte, la decoración y la música han estado muy presentes y, creo, que yo lo fui expresando a través de la moda. Aunque suene a tópico, me gustaba más crear vestidos a las barbies que jugar con ellas. Las horas de clase las recuerdo dibujando figurines y estampados.
Estudiaste Publicidad ¿Por qué ese giro?
En mi interior sabía que, tarde o temprano, haría algo relacionado con el diseño e hice caso a mi madre, estudiar una carrera que tuviera otra salida profesional, que se pudiera complementar el día de mañana con el diseño y que también me gustara. Por eso estudié Publicidad. El tiempo no tardó en darle la razón porque todo lo que aprendí de comunicación lo pude aplicar desde el primer día y me ha permitido tener claro el discurso que me gustaría hacer llegar al público.
¿Quién te anima a abrir tu atelier en San Lorenzo?
La vida. AforA empezó en el sótano de mis suegros, donde instalamos nuestro primer atelier y los fines de semana nos dábamos a conocer recorriéndonos diferentes markets y pop ups. Cuando empezamos a recibir más encargos y visitas, decidimos que era hora de buscar algo a pie de calle, más accesible. Tenía claro que quería que AforA estuviera muy ligado al sitio que me ha visto crecer, que me inspira en muchos aspectos de mi día a día; y qué mejor manera que abrir el atelier aquí. Aunque fuera una apuesta arriesgada, siempre que abres un negocio piensas que será más viable cerca de Madrid. Tenía la corazonada de que iba a ir bien, aunque fuera más despacio. En enero de 2020, nos vimos con la capacidad de dar un salto y comenzamos a mirar locales por Las Rozas, Majadahonda y Pozuelo y abrir un segundo atelier. Menos mal que se quedó en el aire porque a los dos meses vino la pandemia. En un futuro me gustaría retomar esta idea.
Vemos en tu escaparate vestidos de novia, de damas e invitadas. ¿Qué tipo de diseños encontramos?
Podéis encontrar diseños con líneas elegantes y favorecedoras. Rescatamos el patronaje cuidado de las prendas, que realizamos en el propio atelier de manera artesanal. Cuando vienen a visitarnos suele ser por dos razones: les gusta el estilo aparentemente “sencillo” de la marca y porque no lo encuentran en otras marcas.
¿Cómo los definirías?
Si hay algo que lo puede definir es la sutileza, la versatilidad y la exclusividad. Me gusta pensar que somos un lienzo sobre un buen bastidor en el que cada invitada puede llevárselo a su terreno, con los complementos adecuados y que más le identifiquen. A la hora de diseñar, siempre tenemos presente la usabilidad de las prendas. Que se puedan vestir en diferentes ocasiones, aunque la razón principal de la compra haya sido ese evento especial o boda. En nuestras colecciones siempre incluimos conjuntos de cuerpo y pantalón para dar esa opción elegante y versátil.
Cuando te pones a diseñar un vestido ¿en qué te inspiras?
Me inspira la propia novia e intento resaltar su belleza natural, que se sienta cómoda con su vestido, huyendo de los artificios y aunar su personalidad con la de AforA. Para conseguirlo, lo más importante es entender a la mujer que viene al atelier para encargarnos su diseño. Escucharla es esencial, cosa que hacemos según pone un pie en el atelier. Es cierto que tiendo a los tejidos con un toque rústico, con texturas para poder mezclarlas e ir creando un diseño especial partiendo de los cortes, tejidos y su manipulación. Me alegra que cada vez haya más novias que se atrevan con este tipo de propuestas. Siempre acudo al pasado para rescatar siluetas y hechuras que sientan de maravilla con la intención de actualizarlas.
¿Cuánto tiempo necesitas desde que recibes el encargo hasta la prueba final del vestido?
Cuando se trata de una novia, lo ideal es que nos visite unos 6-8 meses antes de la boda. Con este plazo nos da tiempo a entregarle un par de propuestas y que decida el boceto que más le guste, realizar modificaciones y seleccionar los tejidos que más encajen y le gusten con su diseño. En las pruebas vamos decidiendo los detalles y ajustado en diseño a su cuerpo. Normalmente realizamos cinco pruebas y la entrega la hacemos durante los 10 días previos a la boda. Para invitada pedimos entre 2-3 meses. Pero si es posible, que reserven su encargo cuanto antes porque tenemos un cupo limitado en cada mes.
¿Piensas en dar algún paso más en tu atelier?
Estamos constantemente dando pequeños pasos que afianzan nuestro hueco en un sector donde la competencia es altísima y en el que diferenciarse es cada vez más complicado. Por eso la decisión de centrarnos en una línea más específica, mundo boda y evento, ha sido determinante. Aunque en un futuro, no descartaría adentrarme en el textil, la estampación, joyería…
¿Cuál es tu sueño?
Desde que nació mi hijo Beltrán hay una frase que me repito casi a diario “HACER DEL PRESENTE ALGO LATENTE”. Maternidad y emprender en un sector creativo parecen, a veces, incompatibles. Pero ver colgados los vestidos en sus perchas como si de almas llenas de ilusiones se tratara, es cuando materializo que mi gran sueño es este presente que hemos ido construyendo mi marido y yo, gracias al esfuerzo y amor que nos tenemos y que, nuestros hijos, me aterrizan en el día a día y me hacen sentir plena en mi vocación más importante. En un par de años cumpliremos diez años de vida y siempre he tenido el anhelo de preparar un desfile en alguno de los rincones inspiradores de San Lorenzo de El Escorial. Podría ser un pequeño sueño que cumplir.
¿Te has planteado hacer moda infantil?
La moda infantil es una espinita que tengo clavada porque “todo es taaaaan mono” que como no te va a apetecer hacer algo relacionado con ello. Pero, de momento, me seguiré centrando en lo que tenemos ahora. Pero, si surge la oportunidad, me encantaría.