Tres, pero de tres en tres, y en cuatro

“Tres casos de partos de trillizos en este Real Sitio, y los tres tuvieron lugar en años terminados en cuatro. En 1934 el primero, el segundo en 1964 y el tercero en 2014”
J. C. Sanz de los Terreros (Representante del Duendecillo Bolilla).- El titular no es una adivinanza, aunque lo parezca. El relato de hoy del duendecillo del Monasterio está dedicado a recordar los tres casos de partos de trillizos en este Real Sitio, y los tres tuvieron lugar en años terminados en cuatro, que los tiene controlados en los apuntes que guarda en su baúl mágico, pues es difícil que a Bolilla se le escapara o se le escape algún tema importante o curioso relacionado con este pueblo y sus habitantes.
El primero tuvo lugar en 1934, y es muy entrañable y curiosa la forma en que se enteró el padre de las criaturas del nacimiento de sus tres hijas, que tiene anotada el duendecillo, recogida de una publicación de la época.
Antonio García, conocido por “Peluso”, hijo de Celedonio, los dos fontaneros de profesión, se dirigía a su casa para comer, después de finalizar su jornada de trabajo matinal. Al pasar por la puerta del bar ”El Sotanillo”, un amigo y vecino le dijo:
-¡Enhorabuena! Antonio; me han dicho que has sido padre de una niña.
Antonio recibió la noticia con alegría, invitando a un vino a su informante Con paso rápido, Antonio siguió su camino, pues estaba deseando llegar a su casa, cuando en la puerta de la taberna ”Larios” se encontró con otro amigo:
-¡Felicidades! Antonio; me han dicho que has tenido dos hijas.
En apenas unos metros, se había duplicado el parto. Nueva invitación, continuando, con premura, el camino hacia su casa. Frente al bar ”El Tropezón”, otro vecino:
-Antonio, ¡que has tenido tres hijas! ¡Habrá que celebrarlo!
El bueno de Antonio, sorprendido por la situación, y pensando en que aquello no parara, esta vez sin invitación, le contestó:
-¡Ni hablar!, que todavía me falta pasar por la taberna ”Los Pinos”, antes de llegar a casa.
De esta forma, Antonio “Peluso” se enteró, camino a casa, de que su familia había pasado de dos a cinco hijos en pocos metros.
Y vamos con el segundo. Una treintena de años después, el 23 de febrero de 1964, en apenas veinticinco minutos que duró el parto, una familia gurriata pasó de seis a nueve miembros; la formada por Buenaventura García Peña y Eugenia Saéz Rueda. En lugar de que vinieran ”con un pan debajo del brazo”, deseaban que lo hicieran “con una casa”, pues en la que vivían muy justo seis personas, complicado iba a ser ahora hacerlo nueve.
Buenaventura trabajaba en la antigua fábrica de lejías “Las Tres H” en la calle San Quintín.
El bautizo de Fe, Esperanza y Caridad, -fueron los nombres que recibieron- ,celebrado el cuatro de marzo, a los pocos días de su nacimiento, fue todo un acontecimiento, al que asistieron más de seiscientas personas, que no cabían en la Parroquia. De manos del señor Cura Párroco, recibieron las aguas bautismales, siendo apadrinadas por el Alcalde, señor Santos Benito y su esposa, el doctor Herreros, que atendió el parto, y su esposa, y por el señor Gamond y esposa. El hermano mayor, actuó de monaguillo, y allí estaban los padres, emocionados, junto a sus otros tres hijos, Carlos, Eugenia y Teresa. La Peña “Chupetín”, se volcó con las pequeñas para que todo saliera perfecto, como también lo hizo el Gremio de taxistas, que pusieron vehículos a disposición de la familia, que se abrían paso con dificultad, dada la gran cantidad de personas que querían ver de cerca a las tres gurriatillas.
Según informaba “NOVATO” -Eloy Fernández de la Peña- en el Semanario Escurialense, ”sonaron salvas en honor de las trillizas, con los cuatro cohetes que tenía preparados para ello, como buen artillero, el señor Carbajo. Fue un gran bautizo, de organización “chupetinesca”.
Movilizaron a todos sus miembros y su “tele-reporter”, Fernando Ruiz del Río, hizo llegar a toda España este gran acontecimiento gurriato, con un reportaje muy humano, a través del Telediario de aquella noche.
Cuando el agua bautismal caía sobre las cabecitas de Fe, Esperanza y Caridad, a mí me parecía, que en su ininteligible lloro, decían. ”¡Queremos casa…queremos casa!”.
Según pudo saber el duendecillo, que no se perdió ni un solo momento del bautizo, la familia consiguió una nueva casa en la calle de los Toreros del Barrio del Rosario, en la que hasta hace pocos años seguían viviendo las tres hermanas. Al final vinieron a este mundo “con una casa debajo del brazo”.
El tercer caso de “gurriatos de tres en tres”, es más reciente, de 2014, cuarenta años después del segundo, y también en año terminado en cuatro. La madre, Cristina Vitoria Martín, gurriata de nacimiento y maestra de profesión.
Cristina y su marido Oscar, madrileño de nacimiento y gurriato de adopción, ya eran padres de una niña de año y medio, Cristina, cuando la madre quedó embarazada, con la posibilidad de que el parto fuera múltiple por los antecedentes familiares de su esposo, lo que al fin sucedió, dando a luz a trillizos, dos niñas gemelas y un niño mellizo de ellas. Y parece que las tres criaturas, Carolina, Valeria y Alejandro, tuvieron prisa por venir a este mundo, haciéndolo prematuramente, con apenas treinta semanas de embarazo, sanas pero con poco peso, -ninguna llegó al kilo- motivo por el que tuvieron que pasar varias semanas en las incubadoras de la U.C.I. del Hospital Clínico de San Carlos, al que se derivó a la madre desde el de El Escorial, por ser parto de alto riesgo. Carolina y Alejandro estuvieron seis semanas, mientras que Valeria permaneció nueve, pues con tan solo veintiún días de vida, tuvo que ser operada de urgencia por problemas intestinales, que superó felizmente.
Según el duendecillo, que es muy cotilla, una mañana, en la terraza de la Cafetería ”Del Arte”, lugar de trabajo del abuelo materno, escuchó como la madre explicaba a una amiga, el gran cambio que supuso en la vida familiar -de tres a seis- la llegada de los nuevos gurriatos, impactando también mucho en su hija mayor, que con dos años, no entendía bien ver tantos bebés en casa, preguntando a su madre, con frecuencia: ”Mamá, y los bebés ¿cuándo se van a ir?”.
Suponía tres bocas más que alimentar, bañar, cambiar pañales, más espacio para tres cunas, carrito especial, cambio de casa sí o sí, otro automóvil, de tercera mano con siete plazas para que pudiera entrar la aumentada familia de seis miembros en ese momento.
Pero hoy, Cristina y Oscar se sienten orgullosos de haber podido salir adelante con la ayuda inestimable de abuelos y hermanos, disfrutando de la familia numerosa que han formado, que en apenas unos meses, pasó de tres a seis miembros.
Los tres nuevos gurriatos, fueron bautizados el veintitrés de Noviembre en la iglesia parroquial de este Real Sitio, hace ya diez años, mientras que Cristina, su hermana mayor, se seguía preguntando, porqué había tantos niños pequeños en su casa, que no se iban nunca. Ahora presume de haber tenido tres hermanos en un solo día, con los que pudo jugar, como si fueran sus muñecos más queridos.
Finaliza 2024 sin noticias de que haya habido algún parto de gurriatos de tres en tres, a pesar de terminar en cuatro. Veremos qué pasa en 2034.