Tres hijos, dos clínicas de fisioterapia. Un matrimonio bien avenido que apostó por la salud y el bienestar y por San Lorenzo de El Escorial hace este septiembre 15 años
Se ha acabado el veraneo y noto que, durante este periodo estival, mi salud física se resiente -por ende, la mental-. Lo cierto es que, por el calor y la más absoluta falta de voluntad vacacional, he dejado durante casi dos meses de hacer el más mínimo atisbo de ejercicio y, lo peor, es que parece que mis pequeños achaques de siempre me estén comiendo con devoradora saña. Es hora de volver a la rutina sana. Pero antes de empezar, no estaría de más una pequeña revisión, no vaya a ser que ahora coja el monte con ganas y sea peor el remedio que la enfermedad.
Lo conveniente, me digo, es pedir consejo a quien te pueda ayudar y, para eso, no me cabe la menor duda, lo mejor es ponerse en manos de un fisio que te vaya dando pautas, según te encuentre.
Pero ¿dónde ir? ¿A quién recurrir? Me preguntaba mientras me acercaba al Mercado municipal. Y, mira tú por donde, parece que me hayan venido a buscar. En lo que era el callejón, hoy una calle espléndida junto al antiguo Cuartel de Inválidos leo Fisioalmat.
Pues, señal del cielo. Voy a preguntar. En la pequeña recepción, una morena rizosa de ojos azules y muy sonriente me da los buenos días. Y, como suele ser característico en mí, empiezo por donde no debo…. ¿Por qué Fisioalmat?
De repente, sale un tipo pelirrojo muy sonriente que dice por detrás “AL” de Albella y “MAT” de Matarranz, que son los apellidos de mi mujer Raquel y el mío, que soy Isaac. Lo de “FISIO” se sobrentiende…, y se echa a reír en absoluta complicidad con ella… La verdad es que me cayeron bien los chavales… Así que, como no les conocía de más, comencé con mi interrogatorio habitual.
¿Cuándo comenzasteis con la clínica?
En septiembre de 2009.
¿Por qué decidisteis estableceros aquí en San Lorenzo de El Escorial?
Todo surge porque Raquel estaba trabajando aquí como fisioterapeuta y comenzó a tener pacientes que necesitaban servicio a domicilio. En aquella época, yo trabajaba en Madrid, en otra clínica, y por las mañanas iba haciendo domicilios. Entonces, me comentó que había un par de pacientes que querían que les tratara. Coincidió en que yo estaba un poco saturado del jaleo de Madrid -con tanto tráfico, semáforos etcétera que me afectaban en los desplazamientos…- Accedí a tratar a esos dos pacientes y fue comenzar a venir y -yo que no había salido apenas de Madrid-, comencé a dame cuenta que, al pasar Torrelodones me daba cuenta que el mundo se ralentizaba: comencé a disfrutar de la naturaleza, que la gente no iba corriendo, si no caminaba; A esos dos pacientes iniciales se sumaron otros, y otros… Hasta el punto que comencé a quitarme pacientes de Madrid para coger más pacientes a domicilio aquí.
Y el salto total ¿cuándo se produce?
Pues, de repente, surgió la oportunidad. Uno de los pacientes nos contó que tenía locales… Raquel y yo lo hablamos -porque teníamos claro que en algún momento queríamos montar algo, y nos lanzamos.
Pero entonces, ¿os cambió la vida también, porque vivís aquí?
Totalmente. Abrimos la clínica en 2009 y en 2010 nos casamos y nos quedamos a vivir aquí. Nuestros tres hijos han nacido aquí y llevamos viviendo en San Lorenzo de El Escorial desde entonces.
¿Qué supone abrir una clínica de fisioterapia? ¿Cuál es el perfil de vuestros pacientes?
Hay muchos tipos de pacientes, pero hay dos claros aquí en San Lorenzo y que se han ido definiendo en los últimos años. AL principio eran personas mayores que por la edad y el propio perfil orográfico de montaña acababan teniendo lesiones crónicas de desgaste y, luego, gente que hacía deporte, porque aquí en la Sierra hay mucho deportista. Al principio era ese el tipo de pacientes que más tratábamos. Sin embargo, con el tiempo ha ido cambiando mucho. Tras la pandemia y el establecimiento del teletrabajo nos encontramos con muchas lesiones consecuentes de este hecho, por malas posturas, sedentarismo etcétera.
En estos años, habéis notado algún cambio de mentalidad con respecto a cuidarse más. Me refiero a no esperar a estar lesionado, sino que se previenen más las lesiones.
Sin duda. Creo que, de unos años a esta parte, la gente tiene una mentalidad muy diferente. Empezando porque se pusieron de moda cuidar la alimentación y hacer ejercicio físico, pero también que muchas personas que cansaron de medicarse para estar bien. Si a esto le sumas un crecimiento profesional de la fisioterapia en cuanto a formación. El paciente deja de tomar medicación porque siente molestia o le duele algo para descubrir que, con tratamientos físicos, con fisioterapia, se encuentra mucho mejor que con las pastillas.
Nosotros teníamos muy claro que queríamos un tipo de tratamiento desde que abrimos y, entre las cosas buenas que hemos conseguido es que el paciente no espere a estar lesionado, sino hacer una fisioterapia preventiva, Porque lo que está claro que todos queremos es sentirnos bien y estar sanos; no tener dolor, seguir practicando nuestras actividades deportivas o las propias actividades diarias sin que te duelan los hombros cada vez que levantas los brazos. En definitiva, lo que se consigue es mejorar la calidad de vida de las personas.
A parte de todo esto, ¿creo que, también, tenéis clínica en Madrid?
La clínica de Madrid surge porque nos damos cuenta de que sube mucha gente desde Madrid a que les tratemos. Nos preguntamos, entonces ¿cómo podemos ayudar? Y lo vimos también como una oportunidad de crecimiento. Así que, en 2015 abrimos en Madrid una clínica y, la verdad, es que estamos muy contentos con la decisión.
¿Cómo os organizáis la vida teniendo tres hijos?
¿Cómo nos organizamos? -se ríe-. Nos organizamos haciendo malabares. Bajamos cada uno dos días a la semana: Los lunes y miércoles bajo yo y Raquel los martes y jueves. Cuando no estamos en Madrid estamos aquí y los viernes coincidimos aquí los dos. Decir que esto no sería posible sin el equipo de fisioterapeutas con que contamos en cada clínica, que son realmente muy buenos, tanto humanamente como profesionalmente.