TAN CERCA Y TAN LEJOS: Escorial

Fernando Del Campo Fernández-Shaw.- Un aniversario muy, muy especial y muy, muy trabajado… Vaya por delante mi más sincera felicitación a todo este equipo (porque son un verdadero equipo) de personas que hacen posible que este medio de comunicación y de divulgación cumpla su primer año… ¡Felicidades!
Como en todos los aniversarios (o por lo menos yo lo hago), toca parar un poco, mirar hacia atrás, revisar lo realizado, analizar las fortalezas y los puntos a mejorar… dicho de otra forma… intentar crecer. No sólo en el plano material (tirada, número de páginas, publicidad…), sino en la parte “inmaterial” (sensaciones, percepción del público, utilidad…).
Y valga este cumpleaños del periódico para también valorar en perspectiva cómo está este Escorial nuestro… también con sus grandezas y sus… llamémoslas “sombras”, nunca “miserias”.
En este periodo de colaboración con el periódico siempre he pretendido, con mi justita capacidad de expresión, desde estas líneas y desde el propio título (“Tan cerca y tan lejos”) hacer llegar un mensaje de “Escorial”… sin más y con todo lo que su grandeza implica; pero también de unidad, de grupo, de comunidad, de entorno… y si me lo permiten, de globalización local, vecinal o ciudadana, todo ello en torno a ese término universal que nos une: Escorial.
¡Porque estamos tan cerca… y, a la vez, seguimos tan lejos! En mi primera colaboración aporté mi sensación y la de mucha gente cercana, sobre la metáfora de la Cerca Histórica de Felipe II que nos rodea, su abandono y la necesidad de recuperar esa joya que tanto marcó el devenir de nuestro entorno. No siendo directamente el tema que hoy nos ocupa, es importante no olvidarlo…
Y digo que nos une, porque para mí, para muchos, lo que nos une es el orgullo de vivir en un entorno en el que el término “Escorial” nos hace sentirnos orgullosos, importantes y distintos, si no a todos, sí a la mayoría de los vecinos de otras localidades de España…y, por qué no decirlo, del mundo. Escorial es un signo de categoría, de admiración, de respeto y de… ¿envidia más o menos sana?
En todos los artículos de este año, he procurado ser portavoz propio y de gente que me rodea conformado por sensibilidades distintas, con personalidad propia, de orígenes variados…pero todos ellos con un punto que les une: Escorial. En todos los artículos he hablado de “equilibrio”, para mí, una de las “palabras mágicas” de mi vida, de luces y sombras, de cerca y lejos, de pasado y futuro, de exigencia a los políticos, pero también de necesidad de ayudarles…
Porque soy un convencido del trabajo en equipo, del enriquecimiento de valorar positivamente las opiniones diferentes a las de uno mismo, del respeto a la discrepancia… pero igual de convencido estoy de la necesidad de abordar con tranquilidad, sosiego y pausa algunos de los temas que, en el día a día, sale habitualmente en las conversaciones en la calle, en las tiendas, en los bares, en las casas…: la existencia de un solo Escorial.
Esto fue lo que se intentó hace ya más de 5 años, un viernes 13 de marzo de 2020, en una iniciativa que partía de la sociedad civil (convocaba el Ateneo Escurialense en la sede de encuentros de la Peña San Lorenzo) pero que el desgraciado COVID hizo posponer… hasta nueva convocatoria. Las coordenadas económicas y jurídicas para la cooperación entre dos pueblos; valorar, desde una óptica, repito, tranquila, sosegada y pausada, la posibilidad de empezar a trabajar en cuestiones como ayuda, colaboración, diálogo, cooperación, encuentro, intercambio, convenio, integración, unificación… El poner sobre un papel limpio, blanco e inmaculado, ideas, propósitos, proyectos, cifras… en un primer encuentro (otra vez, ¡qué palabra más bonita!) objetivo, sin apasionamientos radicales ni posiciones inmovilistas e intransigentes…
La iniciativa iba a contar con dos expertos profesionales de prestigio, un doctor en Economía y un doctor en Derecho Administrativo, absolutamente ajenos a nuestro entorno local, pero con experiencia en temas similares y que, en un programa de menos de 2 horas se iba a plantar una pequeña y modesta semilla que nunca sabremos si germinaría.
Reconozco que muchos lectores estarán pensando… con la cantidad de problemas y de asuntos importantes que requiere nuestro pueblo, ahora viene este perturbado mental a hablar de unificación… Lo entiendo perfectamente. Lo sé. Ni siquiera me atrevo a usar el término “unificación”. No es urgente, no es prioritario, ni siquiera puede que sea necesario… pero, que yo sepa (y perdón por mi ignorancia), salvo en la calle (sí, la gente normal, los de a pie, los que consumen y usan los servicios públicos, los que pagan los impuestos, los que votan…), nunca nadie lo ha abordado. ¿Cuál es el problema? ¿Que el resultado inicial de ese acercamiento inicial sea X o Z? ¿Qué nos llevemos una sorpresa y que se nos indique que hay que mirarse más a los ojos o que hay que evitar el cruce de miradas y cada uno por su lado? Pues vale. Tan ricamente. Pero sería una pena no intentarlo.
Mientras tanto, este periódico incluye y une lo que pasa en nuestro entorno escurialense. Como muchos otros han hecho en la historia, como algunas asociaciones hacen. Como muchos locales se nutren de caciques y de gurriatos. Juntos y revueltos. ¿Y?
Pero ni estamos tan cerca, ni estamos tan lejos. Hay que ponerse a ello.
¡Feliz cumpleaños Crónica de Abantos!