Rainer Seiferth: la inquietud por componer

© José castro
ADRIANA RAMÍREZ FE.- Alemán de nacimiento, Rainer Seiferth ha recorrido el mundo por amor a la música. Y acabó en Madrid, también por amor… a su mujer, Emilia, no si antes pasar por la Alcarria por ambas cosas. Pero vieron en San Lorenzo de El Escorial, por patrimonio cultural y ambiental, el lugar idóneo donde vivir y continuar con sus carreras profesionales. De actitud serena y mente inquieta, hemos querido saber algo más de él.
¿Qué te inicia en la música?
En la Alemania de los 70’ y 80’ se produjo un movimiento Orff muy importante, que se trasladó al ámbito escolar y me enamoré de esas clases: vivía para tocar el xilófono y cantar.
Ya con ocho años me enamoré de la guitarra, pero no me dejaron empezar con ella porque les pareció muy difícil el instrumento para esa edad, por lo que me matricularon dos años en flauta de pico para aprender solfeo y tocar un instrumento más sencillo, así que no empecé con la guitarra hasta los 10. Estudié varios años guitarra clásica y a componer.
¿Por qué a componer?
Me surgió una inquietud y una necesidad muy grande de crear música. Aún en el cole, no tardé en coger la guitarra eléctrica y formar un grupo con amiguetes para tocar. Pero, sobre todo, a partir de entonces, para escribir canciones. Ya en el instituto tenía un profesor de música muy bueno, que formó un grupo para tocar música moderna como Beatles o Sting, o popular, que me llevó de vuelta a la guitarra española. Siempre me movía como entre varios mundos: música clásica, música popular, el rock…, hasta que me fui de Nuremberg a Heidelberg a estudiar guitarra clásica en el conservatorio. A partir de ahí, me empecé a mover entre proyectos muy variados, tocando jazz, música africana, clásica… pero nunca he dejado de componer y arreglar. Tras unos años viviendo como músico y profesor de música, en 2005 nos mudamos a España.
¿Fue la guitarra española la que te trajo hasta aquí?
No, el amor (Emilia, española y madrileña). Vinimos primero a un pueblo perdido de Guadalajara, muy bonito, en plena Alcarria. Pero lo hicimos con un proyecto: la loca idea de montar ahí una academia de música e idiomas para extranjeros, en una casa típica de pueblo, antigua y grande. La preparamos para dar cursos y acoger a pequeños grupos. Y vinieron durante unos años, prioritariamente, alemanes.
¿Pero?
Pero un pueblo de 50 habitantes se nos quedaba pequeño y decidimos venir a Madrid, donde no tardé en enraizar con la escena musical hasta formar grupo y grabar dos discos, con composiciones propias, junto con músicos como Diego Galaz, Chris Kase y el bandoneonista italiano Daniele di Bonaventura, entre otros, estilísticamente entre el jazz acústico y las músicas del mundo. Con la nyckelharpista y cantante toledana Ana Alcaide trabajé durante 10 años viajando por todo el mundo. En 2015 empecé el dúo Zaruk con la violonchelista Iris Azquinezer. Tenemos dos discos grabados y hemos dado muchos conciertos, sobre todo en Alemania y España. En nuestro álbum “Hagadá” trabajamos la música sefardí, y en “Agua”, músicas de procedencias muy diversas, unidas por el hilo conductor del elemento líquido. En 2017, formé junto con la flautista Belén Nieto y el contrabajista Miguel Rodrigáñez, el grupo de música antigua Taracea, en el que toco la vihuela.
Aprendizaje y conciertos
Ya ha llovido desde que se estableciera junto a su familia en San Lorenzo de El Escorial. Atrás quedaron proyectos atrevidos como el de la casa rural-escuela alcarreña y la vida musical de Madrid, mundo con el que sigue en estrecho contacto.
Ahora este músico ha establecido, junto con el guitarrista Anatol Rivero, el Espacio de Creación Musical 4’33’’ en este Real Sitio donde, además de promover el aprendizaje de una forma diferente para todas las edades, también organizan un ciclo de concierto-coloquios que han bautizado como “Lo nunca oído”, en el que dan a conocer músicas poco frecuentes.
En febrero, tocará en 4’33’’ con Taracea, un grupo que nace de su interés por la música antigua, teniendo como maestro al profesor de instrumentos de cuerda pulsada del conservatorio, Ramiro Morales. “Nuevas músicas antiguas” es el término que se han inventado para su peculiar forma de interpretar el repertorio renacentista, medieval y tradicional. Su álbum AKOÉ fue publicado en 2020 por el prestigioso sello francés Alpha Classics y la gira de presentación llevó a Taracea hasta festivales tan importantes como el London Festival of Early Music.
Para 2025, Rainer ya tiene previsto nuevos trabajos con sus diferentes agrupaciones.