Primera crónica «cubillera»
Agradeciendo la respuesta a la invitación lanzada a todos escurialenses, hoy publicamos la primera crónica popular sobre la marcha a la ermita de la Virgen del Cubillo, invitación que lanzamos la semana pasada y mantenemos para que los participantes cuenten su experiencia personal de esta hazaña y contribuyan así a mantener la tradición.
Por A. M. R.
El pasado jueves, 6 de junio, muy de madrugada, (2,30 horas) un grupo de amigos, escurialenses y del entorno de la sierra del Guadarrama tenemos la costumbre de hacer esta caminata campo a través, hasta la ermita de la Virgen del Cubillo. En nuestro caso, solemos tardar unas 9 horas, bien es verdad que intentamos pasar un buen día de fraternidad y compañerismo, sin competir con nadie.
Desayunamos en torno a las 6.00 horas un café con unas famosas rosquillas. Almorzamos sobre las 9.00 horas la clásica tortilla y filetes empanados etcétera. Llegamos a la ermita en torno a las 12.30 horas y hacernos la visita de rigor a este hermoso templo y, por supuesto, a la Virgen del Cubillo, demostrando el respeto que se merece, en oración cada cual a su manera.
Ya de vuelta en el autobús que nos trae de regreso, terminamos celebrando una comida de fraternidad y compañerismo, contando las anécdotas del camino y curiosidades que surgen durante la jornada.
Quiero recordar, según mis conocimientos e información a la que he podido acceder, de dónde sale esta idea tan curiosa, y al mismo tiempo se podría decir heroica, teniendo en cuenta de cómo se empanzo hacer en aquellos años.
Llevo haciéndolo desde el año 1.982. Entonces éramos entre 8 y 10 andarines, dependiendo del tiempo, etcétera; en aquellos tiempos cada cual con su mochila. Esta vez hemos sido 28, con coche de apoyo y el avituallamiento correspondiente,
Los compañeros con los que comencé a hacer esta caminata de unos 40 kilómetros aproximadamente, -la gran mayoría ya no están entre nosotros, Q.E.P.D.-, me contaban el motivo y el porqué de esta caminata nocturna: allá por los años 70, después de trabajar una jornada seguro que muy dura, de 12 horas en muchos casos, era muy habitual tomar unas copas. Fruto de la alegría del momento y con mucho atrevimiento -juventud, divino tesoro-, estos valientes e intrépidos hosteleros comenzaron a hacer esta caminata.
Hay que tener en cuenta el mérito que tenían, sin calzado adecuado y seguramente hasta con el uniforme del trabajo… Así, tal cual.
Sirva este retazo de homenaje a estos compañeros hosteleros, gracias a los cuales, ahora con otros medios muy diferentes, pasamos una jornada muy dura pero estupenda.
¡Viva la Virgen del Cubillo!