Los relatos gurriatos del Duendecillo Bolilla. ¡Estoy fliplando!
J.C. SAIZ DE LOS TERREROS (Representante del Duendecillo Bolilla).- Por iniciativa del polifacético y gran gurriato, Agustín Cebrián Velasco, con la colaboración del Semanario Escurialense, de la Peña “El Chupetín” y de muchos gurriatos, en 1961 se instituyó el CONCURSO DE LA SIMPATÍA.
Es lo que posiblemente respondan los jóvenes de hoy, si leen lo que se cuenta en este nuevo relato del duendecillo del Monasterio, -de los muchos que guarda en su baúl mágico-, en el que recuerda uno de los acontecimientos importantes que tenía lugar, anualmente, en este Real Sitio. Allá por la década de los sesenta del pasado siglo, y que los jóvenes gurriatos esperaban con gran ilusión. Los lectores no tan jóvenes, seguro que lo recuerdan con cariño, e incluso algunos habrán participado en él, de una forma u otra.
Plebiscito gurriato a la simpatía
Por iniciativa del polifacético y gran gurriato, Agustín Cebrián Velasco, con la colaboración del Semanario Escurialense, de la Peña “El Chupetín” y de muchos gurriatos, en 1961 se instituyó el CONCURSO DE LA SIMPATÍA, para elegir, por votación popular, a la CHICA Y CHICO SIMPÁTICOS de este Real Sitio, y que finalizaba con la celebración de la GRAN GALA.
Era un gran acontecimiento, con participación de cientos de jóvenes, que esperaban su convocatoria en noviembre con gran interés, y la esperanza de lograr que los candidatos presentados por su pandilla, peña o grupo de amigos, consiguieran alzarse con el triunfo final. Durante las cuatro semanas de noviembre, la “papeleta” de voto la publicaba el Semanario Escurialense, y recortada, se cumplimentaba firmándola y escribiendo el nombre de la elegida y elegido, lo que provocaba que muchos esperaran la salida del semanario, los sábados a media tarde, en la puerta de su editor, frente a la Parroquia, el recordado Valentín Esteban, para hacerse con un buen número de ejemplares, que costaban tres cincuenta pesetas cada uno, y así quitar posibilidades de votos a otros participantes importantes. Era pura estrategia electoral, pues a lo largo de los años se comprobó, que para tener opciones de triunfo, era necesario recibir más de mil votos. Aquellas cuatro semanas eran frenéticas para muchos, tratando de conseguir esos votos para sus “cabezas de lista”.
Eran miles de “papeletas de voto” las que se recibían en “la urna” del semanario, realizándose, a su finalización, el correspondiente escrutinio en la imprenta de Valentín, lo que suponía bastantes horas de trabajo para los componentes de la única “mesa electoral” de este plebiscito gurriato.
Y días después, unas veces en enero y otras en febrero, tenía lugar el momento solemne y divertido, de la proclamación de los ganadores, durante la celebración de la GRAN GALA DE LA SIMPATÍA, que dirigida por Agustín Cebrián, promotor de la idea, se celebraba unas veces en el Cine Variedades, y otras en el Teatro Lope de Vega, hoy Real Coliseo de Carlos III, y en alguna ocasión, en sesión doble.
Las muchas dificultades que tenía su organización, siempre se superaban máxime, cuando la recaudación que se obtenía por la venta de entradas, con un precio de entre 25 y 35 pesetas, -se vendían todas, – se destinaba a la organización de la Cabalgata de Reyes de la Peña “El Chupetín”, y para ayuda al Asilo de Ancianos María Leonor.
Se componía de un amplio programa, en el que tenían participación los aficionados locales, cantando e interpretando pequeñas obras teatrales de su autoría, o demostrando su arte con guitarras y acordeones. Y no faltaba buena música moderna, que se encargaban de poner grupos locales, como “Los Frontera”, “Los Comits”, “Los Lazos”, “Los Ejes”, “Las Chicas Guapas”… y también “Los Vaqueros”, de la vecina Villa de El Escorial. Y tampoco faltaba la participación de “ Villamayor y sus muchachos”.
En la Gran Gala de 1965, actuó la “voz de oro gurriata”, la gran Consuelito Segovia,después de haberse proclamado el año anterior, vencedora del concurso de Televisión Española, “Salto al Fama”, en la modalidad de canción española. Fue una actuación apoteósica.
Y llegaba el momento más esperado, el de la proclamación de la CHICA Y CHICO SIMPÁTICOS, según el resultado de la “urna”, a los que se les hacía entrega de las correspondientes bandas, títulos y medallas acreditativas, junto a una serie de regalos, tales como ramos de flores, carteras/billeteros, cajas de bombones… o, como en alguna ocasión, un vale para comer paella seis personas en un restaurante de la localidad.
Los asistentes, jóvenes y no tan jóvenes, -los familiares de los ganadores lo vivían intensamente, -se lo pasaban en grande, y según tiene anotado el duendecillo, que no se perdió ninguna de las galas, entrando en su “modo invisible”, eran de larga duración, finalizando la de 1964 a las tres de la madrugada, lo que demuestra que era un importante evento, esperado, todos los años, con gran expectación.
Para no caer en posibles olvidos, el duendecillo evita citar a los diferentes ganadores, que disfrutaban durante un año del título, y según comentaban, era motivo importante “para ligar más”. Durante varios años desde el inicio de este siglo, la revista gurriata AULENCIA, recuperó este concurso, pero pasándolo de jóvenes, a un poco más talluditos, eligiendo a MISS Y MISTER SIMPATÍA.
Si este nuevo relato del duendecillo Bolilla, ha servido para recuerdo de algunos, objetivo cumplido. Y si lo ha sido para conocimiento de otros, más jóvenes, estará encantado, aunque hayan “flipado” con él, asombrados del modo de divertirse, en este Real Sitio, sus colegas de hace años.
“Después del amor, la simpatía es la pasión divina del corazón humano”, como decía Edmund Burke.