Los “cruceros” siglos XVI y XVII
Vicente M. Rosado.- Antaño la colocación de cruceros era una constante por muchas razones, aunque su significado era fundamentalmente religioso y siempre manteniendo la forma latina. Los denominados “cruceros” solían ser de piedra de granito, formados de una cruz en su parte superior y sobre un pedestal.
Su ubicación, dependiendo de su sentido, son encontrados en ermitas, iglesias, cementerios, caminos, arrabales de poblaciones, etc., que en este último caso, encomendándose a su significado al salir o llegar a las mismas y siempre descubriéndose la cabeza. Esto, siendo aplicado a tiempos pasados, actualmente su existencia, no persigue la misma meditación.
Curiosamente, la aparición de cruceros en nuestro país coincide con el inicio de la Contrarreforma religiosa, pues hasta ese momento no se tienen noticias de la existencia de ellos, y asimismo coincide con los años de construcción del Monasterio, y tal vez por haberse generalizado esta innovación religiosa en el ambiente monacal.
Tenemos noticia de que en cierto periodo de nuestra historia más reciente, fueron desmantelados por razones políticas, y posteriormente restaurados en sus emplazamientos originales. Que sepamos, no es el caso en este ámbito geográfico.
En el tema que nos ocupa, la naturaleza y existencia de los cruceros en estas tierras, atiende a ser límites demarcatorios o señalizadores de caminos.
Hagamos un repaso a las históricas de estas tierras. La cruz o crucero del Tercio, fue erigida entre los años 1650 y 1656, y denominada así por su presencia junto al arroyo del mismo nombre. El punto de asentamiento marcaba el límite de las tierras monacales de la Fresneda en el siglo XVI. Su traza es de muy bella ejecución y es enteramente de granito, siendo el palo y brazos de sección cuadrada, rematados sus extremos por medias esferas. Concretamente es una fiel reproducción de la cruz que corona el templete del Patio de los Evangelistas del Monasterio. El resto de la cruz está compuesta de pedestal o basa, fuste con capitel, y la cruz superior sobre otro capitel. Tiene su propia leyenda, como tantas otras, que en este caso se cita a la banda de la Garduña autora de crímenes junto a ella, aunque una cruz de esta talla tan maravillosa no debe ni puede ser recordatorio de esos acontecimientos.
A finales de los años 70, se desmanteló de su ubicación por necesidades hidrológicas del embalse de Valmayor, y tras una estancia temporal en propiedad privada, fue recuperada y actualmente se encuentra en la glorieta de los Sexmos, en El Escorial, ya que esta población pertenecía al sexmo de Casarrubios de la Comunidad y Tierra de Segovia desde el siglo XII. Consideremos esta situación como homenaje al dicho sexmo, cual monumento fue inaugurado el 20 de diciembre de 1985. En tiempos de sequía es observable el cuadrado embutido de su base en una gran piedra.
Otra destacable y que situamos entre 1576 y 1580 es el crucero o cruz de la Horca, construida en granito, tanto el palo como los brazos, y sus formas en rollo. Servía en el siglo XVI como demarcación entre la Fresneda y El Escorial y situada en lo que fue el prado de Navarmado. También sirvió de mojonera para determinar el paso de la cañada que descendía desde el puerto de San Juan de Malagón hasta encontrarse con la cañada que envolvía la Fresneda. Se encuentra asentada encima de una gran piedra, y esta a su vez, sobre una gran lancha, entre la carretera M-600 y el cementerio municipal de El Escorial. También ha sido señalada como lugar donde se cumplían las sentencias capitales, aunque sin base documental (imagen adjunta. Oleo de Luís Ponzano y Mur. 1864).
En la huerta del convento de los agustinos, y junto a la Cachicanía, se halla una cruz de granito de sección romboidal, conocida como cruz de la Herrería, que en su día sirvió como protectora de las cosechas. Atribuida a Francisco de Mora, y supuestamente ejecutada en 1596 y paralelamente a la casa del guardián hortelano.
Otra y también del siglo XVI de granito el palo y brazos de sección cuadrada y teniendo como basa o pedestal un paralelepípedo vertical y con la parrilla de San Lorenzo en relieve. Se la conoce como cruz de Francisco de Mora, concluyendo que fue su autor. Su traza no pasa de los dos metros de altura y estaba posicionada en el solar que ocupó la finca de Torre Alta, hoy ocupado por el Teatro Auditorio. Fue señal de término de llegada a las tierras del monasterio y Herrería desde Campillo y Guadarrama, y así mismo cruce con la cañada que bajaba del puerto de San Juan de Malagón. Actualmente se encuentra en propiedad particular desde que fue desmantelada por la obra del Auditorio. Contemplo la posibilidad que su ubicación originalmente estuviera cincuenta metros más al noroeste, es decir, en el actual parque de Terreros, que era por donde discurría dicho camino.
De 1606 data el levantamiento de la conocida como crucero o cruz del Nefando, que por otros nombres y dependiendo de la época, también conocida como cruz del Crimen, del Quemadero, del Humilladero, y del Jardín. Su bella ejecución tiene una gran similitud con la del Tercio, con la única salvedad de en su basa o pedestal presenta la parrilla de San Lorenzo en relieve. La razón de su existencia radica en que fue cruz de término entre la Herrería y el Exído de la aldea de El Escorial, y así mismo junto al camino que se dirigía al monasterio desde El Escorial. En un principio era de madera y un punto de devoción y procesión desde la iglesia de San Bernabé, pasando por la ermita de San Sebastián, a un calvario que estuvo asentado en la huerta de los Sagrados Corazones, llegada a la cruz citada, y vuelta a la iglesia.
La cruz fue reemplazada por la actual de granito, según acuerdo del Concejo de la Villa de fecha 24 de mayo de 1606 y con estas palabras: “Acordose se haga una cruz de piedra a la salida de esta Villa junto al arca de la calle de los Alamos donde estaba la otra de madera que se quebro por ser estacion de procesiones y se le pague de propios del Concejo a Gonzalo Heris cincuenta ducados en que se concerto la hechora y toda obra hasta dejarla en perfeccion puesta conforme al modelo que esta en poder del Sr. Alcalde Mayor que se ha visto en este Ayuntamiento y que se le den carros para traer la piedra desbastada al pie de la obra segun el concierto”.
Aunque sin más base documental, Antonio Rotondo en su libro “Historia del Monasterio de San Lorenzo del Escorial” del año 1863, pág. 55 y 56, reseña “Regresó el rey á Madrid con su Real familia el dia 4 de noviembre, y á los tres dias se ejecutó fuera del Escorial, dentro de la cerca del jardin del Príncipe, en el sitio donde ahora hay una gran cruz de piedra, un terrible auto de fe, quemando vivo á cierto joven de 24 años, hijo de un panadero de la Reina Doña Ana. Este horrible suplicio, que felizmente la civilizacion ha borrado de nuestra historia contemporánea, fue aplicado á aquel desgraciado por haber sido sorprendido comentiendo un crimen nefando”. Para más detalles, según se fue circulando el suceso de boca en boca, las victimas habían sido dos niños de 10 años y el culpable fue condenado a morir el 7 de noviembre de 1577 atado a un árbol y quemado.
Un crucero desaparecido, y del cual quedó constancia, está representado en un cuadro por Michel Ange Houasse (1680-1730). La obra pictórica presenta la fachada Este del Monasterio vista desde la Villa de El Escorial. El crucero se muestra en primer término señalando la salida de esta y el comienzo del paseo de los álamos inmediatamente después. En la imagen adjunta también se observa el crucero de Nefando en la lejanía y vertical de la mujer con el cántaro. El libro de Antonio Rotondo de “Historia del Monasterio de San Lorenzo del Escorial” del año 1863, pág. 27, hay una reseña que hace mención al crucero. Es la siguiente: “Abrumado por el peso de los años y quebrantado por las austeridades, murió el primer prior Fr. Juan de Huete, Y los monjes, hechas las exequias, le depositaron, hasta poderlo subir al monasterio, en el campo santo, á cuyo objeto estaba destinado un prado cercado de pared, con una gran cruz de piedra en medio, que ahora se ve entre el Jardin de Abajo y la villa del Escorial”. Este tipo de cruceros tenían presencia constante en los caminos de acceso a las poblaciones y su talle se componía solamente de una sencilla cruz sobre un pedestal.
Hay otros cruceros y cruces de menor entidad histórica en ambas poblaciones escurialenses y también en sus cercanías, y que indudablemente, todas tienen y/o han tenido su relevancia. Puede ser un próximo tema a tratar.