Librería Antonio Azorín
Amparo Ruiz Palazuelos.- Antonio Azorín es el personaje primordial del escritor José Martínez Ruiz (1873-1967), que apareció por primera vez en su novela La Voluntad (1903). En dicho personaje el autor se representa a sí mismo, con sus observaciones y soliloquios, en un perfil casi narrativo y sin argumento alguno. Azorín (ave fina e inquisitiva) mira el mundo con ojos de pintor impresionista y alma de intelectual, desarrollando una gran sensibilidad estética y moral.
José Martínez Ruiz, influenciado por Los Ensayos de Montaigne (1533-1592), convierte al ser humano en el eje de su obra, en la que habla de su yo concreto con una visión subjetiva, razonada, curiosa, espontánea y libre de prejuicios, fundiendo la literatura con la biografía. Se identifica tanto con su personaje (“yo mismo soy la materia de mi libro, es a mí a quien pinto; otros miran ante sí, yo miro a mi interior”), que a partir de 1904 empieza a utilizarlo como seudónimo, sin dejar de hacerlo hasta el final de sus días.
Según Azorín el arte se apoya en las cosas, les otorga vida y busca lo permanente a través de ellas convencido de que tienen alma; centra su atención en lo minúsculo, en lo que la mayoría ni siquiera repara, en lo que Ortega define como “los primores de lo vulgar”. Coincide, en su mismo sentir, con hombres y circunstancias de diferentes épocas y cree que los espíritus selectos forman siempre una minoría incomprendida y hostigada por el ambiente, debido a lo cual procura elevarse con su escritura sobre un ruido de fondo tan ruin. Observa el mundo con fina capacidad crítica y su estilo todavía guía nuestra sensibilidad. En su escritura logra la elegancia de la sencillez depurando el lenguaje y practicando la estética del reposo. Sus descripciones son tiernas y delicadas y nos permite entrever que la ilusión es la que sostiene y consuela al ser humano.
Siempre que entro en la librería Antonio Azorín me siento en un ámbito puramente azoriniano, creado por Carlos Mosquera Hidalgo, y me doy cuenta de cómo el nombre de las cosas “sí” les imprime carácter. También él ha sido capaz de inventar un nuevo estilo de ser librero cuidando hasta el menor detalle y siendo el centro en torno al cual gira todo lo demás. Con su visión subjetiva, razonada, curiosa, espontánea y libre de prejuicios se apoya en un magnífico equipo humano (formado por Carmen, Alejandro y Clara) para llevar a cabo sus ambiciosos proyectos, los cuales van mucho más allá de que su librería se limite a ser una simple tienda de libros.
Paciente y sin aspavientos permanece en su escritorio ante el ordenador sin perturbar la calma ambiental. Cuando la ocasión lo requiere, hace de intermediario entre el libro y el lector y, si la circunstancia es propicia, la charla puede llegar a convertirse en una auténtica conversación entre ellos. Sabe escuchar y sugerir, algo fundamental en la era digital que vivimos, y no es un mero vendedor de libros, sino que –como un buen médico– receta lo adecuado a quien le cuenta sus síntomas. El lector también puede deambular, con calma y libremente, para propiciar ese momento mágico en el que el libro que le está esperando le encuentre.
En el año 2012 se hizo cargo de la librería (antigua Arias Montano) y en la Navidad abrió uno de los kioscos de madera verde de la calle Floridablanca para sacar sus libros a la calle: El Molino de Papel. Años más tarde amplió el local de la librería y habilitó la parte de arriba para impartir conferencias, presentar libros, hacer proyecciones sobre diversos temas, escuchar música, tertulias. El nuevo escaparate lo dedicó a montar un pequeño museo de ambiente en el que –a través de las cosas– se pudiera descubrir el alma de músicos, pintores, escritores, cantantes, exploradores, viajeros…
Actualmente hay una escena de una tejedora-escritora con un magnífico cuadro del pintor Borja Echevarría, una bonita acuarela de la pintora Silvia Alberdi y una serie de detalles que nos ayudan a acercarnos a su obra y a su intimidad.
Agradezco al nuevo periódico Crónica de Abantos que me haya dado la posibilidad de hablar de una librería, en la que tradición e innovación conviven en perfecta armonía, y le deseo un éxito rotundo en una aventura que transmite buen hacer y entusiasmo.