Las obras en Valmayor redescubren el paisaje original del Arroyo del Tercio
Hasta finales de año no veremos Valmayor al cien por cien de su capacidad. No porque no llueva, se esté vertiendo a cauce, ni trasvasando agua a otros pantanos. La salud de los embalses de la Comunidad de Madrid es buena, de hecho, al inicio de septiembre se encontraban al 71,9 por ciento de su capacidad. Se debe a que el Canal de Isabel II está llevando a cabo desde inicios de verano las obras de rehabilitación en el plinto de la presa, que sirve como nexo de unión de la pantalla asfáltica al cimiento, para lo que se ha venido desviando agua directamente para el abastecimiento de la población.
Con la aprobación de la Confederación Hidrográfica del Tajo, han explicado fuentes del organismo, “las obras en Valmayor se iniciaron en marzo de 2022 en una primera fase en la que no fue necesario controlar el nivel de llenado. Sin embargo, la fase final de rehabilitación de la presa, por su tipología, obliga a que la lámina de agua se mantenga como máximo a la cota de 820 metros, lo que equivale a un volumen embalsado de 60,2 hectómetros cúbicos”.
Por esa razón, señalan las mismas fuentes, “en la gestión de los recursos hídricos que Canal realiza, se está dando prioridad a la derivación de agua para abastecimiento desde el embalse de Valmayor”. Así, “todo el volumen de agua almacenado en el embalse durante la época de lluvias ha sido utilizado para el suministro a la Comunidad de Madrid, aprovechando la necesidad de rebajar el volumen embalsado”, de forma que “hasta la terminación de las obras, prevista para final de año, la lámina del embalse de Valmayor quedará limitada a la cota de 820 metros”.
Desde el Canal de Isabel II, se recuerda que “el embalse de Valmayor es el segundo más grande de la Comunidad de Madrid, con una capacidad máxima de almacenamiento de 124 hectómetros cúbicos”. Capacidad de embalsamiento que, en el transcurso de esta intervención, “se verá reducida, sin que ello afecte al sistema general de abastecimiento a la región”.
Víctor Fairén
Pero no hay mal que por bien no venga porque a todos nos es grato redescubrir el puente del Tercio, una obra de ingeniería de caminos de Marcos de Vierna, de segunda mitad del siglo XVIII (1768), que fue mandado construir en época de Carlos III en el antiguo Camino Real de Madrid a El Escorial para salvar en caudal del arroyo del Tercio que, aunque no era muy abundante, en época de lluvias complicaba el paso a viandantes, carretas y carrozas, y que desapareció de la vista con la construcción de la presa para el embalsamiento de aguas en 1972, según recuerda el estudioso Víctor Fairén, que en sucesivas ocasiones ha reivindicado aprovechar estas bajadas del caudal para desmontar el puente y trasladarlo a un lugar en el que se pudiera disfrutar de él.
A través de varios reportajes online, Fairén cuenta que “ya desde el siglo XVII, los Austrias tardíos y más tarde los Borbones consideraron el itinerario que evita pasar por Torrelodones para llegar a Galapagar, buscando un camino más corto”. Este resultará ser el citado Camino Real, cuyo trazado, apunta Fairén, “tiene su inicio por el puente de Retamar, que salva el Guadarrama a la altura de la actual urbanización del Molino de la Hoz”, para continuar, tras el paso por este puente, “por el antiguo camino llamado de Pedro de Ribera, ilustre arquitecto e ingeniero barroco” y terminar enlazando con el del “Padre Pontones, que llevaba a El Escorial pasando por la antigua residencia monástica de La Granjilla”.