La Sagrada Forma de la Basílica del Real Monasterio
ADRIANA RAMÍREZ FE.- De todos es sabido que el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es arquitectura, arte y religión. En este último ámbito y coincidiendo con la fecha en que va a acaecer -último domingo de septiembre, coincidente este año con la celebración de San Miguel- será mostrada al público la Sagrada Forma que se guarda celosamente en el Camarín de la Sacristía de la Basílica. Un momento que conlleva la bajada del cuadro de Claudio Coello que preside el retablo de esta sala, y que permite contemplar el oratorio -que esconde-, con pavimento, bóveda y paredes de jaspe y mármoles de variados colores, artísticamente combinados, formando florones en estrella de ocho puntas, destacando en magnitud el de la pared y frontero al transparente.
La historia de la Sagrada Forma fue transcrita, codo con codo, por los padres agustinos Benito Mediavilla y José Rodríguez Díez, de la mano del cual -este último- hacemos un breve recorrido a través de cuatro medallones en relieve de mármol alabastrado que ornamentan la portada de este retablo.
¿A qué fecha se remonta la veneración de la Sagrada Forma?
La Sagrada Forma se viene venerando desde el año 1594 con culto privado. Un siglo más tarde -en 1690-, bajo el reinado de Carlos II de España, se le rinde culto abierto y con altar propio en la Sacristía de la Basílica. Inicialmente se hacía dos veces al año: el 29 de septiembre, coincidiendo con la festividad de San Miguel, y el día 28 de octubre, fiesta de San Simón y San Judas. Pero, desde 2003, por razones de funcionalidad pastoral, se le venera el último domingo de septiembre.
¿Cuál es su historia?
Tiene su historia documentada y aparece ilustrada en los cuatro medallones de la portada del Retablo de la Sacristía. En el siglo XVI, en una ciudad fortaleza de Holanda, llamada Gorkum -hoy Gorinchem-, un grupo de protestantes iconoclasta entró en una iglesia católica profanando el sagrario y uno del grupo pisó una Forma Consagrada dejando grabados tres orificios con las tachuelas de su bota, apareciendo en sus bordes un color rojizo de sangre. El profanador quedó fuera de sí ante una realidad que parecía milagrosa. Arrepentido, decide entonces meterse a fraile franciscano en el monasterio de Malinas. La pisada y el arrepentimiento se recogen en los dos medallones superiores.
¿Y en la parte inferior?
En el medallón inferior derecho se recoge el periplo de la Sagrada Forma hasta llegar a El Escorial. Ante los nuevos peligros de profanación, en la búsqueda de su protección fue trasladada a Bélgica; primero al convento franciscano de Malinas (Austria), enseguida a Amberes y, después, a Viena -capital entonces del Imperio austro-húngaro-; cayendo bajo la custodia de Margarita de Cardona -española, de familia ducal y viuda del que, primero, fuera embajador imperial en España en días de Maximiliano II y, con posterioridad, presidente del consejo del nuevo emperador Rodolfo II en Praga, hasta donde doña Margarita lleva consigo la Santa Forma.
Pero, ¿por qué su destino a El Escorial?
No hay que olvidar que Felipe II tenía el dominio político en los Países Bajos, y fue quien hizo gestiones a través de su hermana, María de Austria -emperatriz viuda del emperador Maximiliano y madre de Rodolfo II -sobrino suyo-, para que tuviera a bien obsequiar esta Santa Forma al Monasterio de El Escorial donde quedaría bien protegida. Es lo que narra simbólicamente la escena del tercer medallón del retablo: en colaboración mutua Iglesia y Estado aparecen el Obispo mitrado César Speciano -en calidad de Nuncio Apostólico del Papa para España en la corte del Emperador Rodolfo II- que aparece bajo palio mostrando una simbólica Forma Rodolfo II -que en aquel momento ya era emperador de Alemania, y rey de Bohemia y de Hungría (1576-1612)-, quien aparece investido de corona, armadura, espada, manto y vela encendida en mano; también se contemplan las figuras de Doña Margarita, mediadora y poseedora de la insigne reliquia, y de Fray Martín de Guzmán, como asesor de ésta, que aparece con hábito de agustino, más un turiferario, así como el arrepentido profanador, que aparece ya con hábito y cordón franciscano. Todos ellos como autorizando y despidiendo la Santa Forma, como en itinere virtual hacia España.
¿Y el último medallón?
El cuarto medallón, en la parte inferior a la derecha, recoge en un primer plano la entrega de la Sagrada Forma al rey de España, bajo dosel, por manos del Padre Martín de Guzmán. Felipe II recibe la entrega descubierto en actitud de adoración, acompañado de dos monjes y dos nobles, uno de los cuales puede ser el guardajoyas del rey, Antonio Voto. Y en el recuadro superior del medallón se aprecia, en segundo plano, la escena de la Sagrada Forma en Praga, entregada por el nuncio obispo Speciano al portador en la expedición a España, Padre Martín; y a su lado, de rodillas, la devota Margarita de Cardona.
¿Cómo se produce la llegada al Monasterio de El Escorial?
Se traslada en presencia del guardajoyas real, Antonio Voto, con todos los protocolos de entrega documental, inicialmente se colocó en el retablo del Altar de la Asunción de la Basílica, en el relicario general de santos. Pero según cuenta el Padre Sigüenza, cronista jerónimo del monasterio, al que se le asignó el cargo de “reliquiero”, dejó dicho que “una reliquia viva” no debía estar entre las “muertas”, si bien allí permaneció desde 1594 gasta 1684. Tal permanencia pudo obedecer a que la prudencia de Felipe II quiso nombrar una comisión de cinco teólogos para que analizaran la documentación que había sido redactada 22 años después de los hechos en Gorkum, por las autoridades en ejercicio, reconstruyendo el itinerario de la Santa Forma, en el que se percibió alguna deficiencia de firma, lo que llevó a que se recabase de los Ordinarios episcopales de Alemania, Amberes, Malinas corroboración de autenticidad y cuya respuesta nunca llegó.
¿Qué causa que se trasladara la Santa Forma a la Sacristía?
La Sagrada Forma no estuvo exenta de amenaza. Recién nombrado el joven Carlos II rey de España, el ambicioso valido Fernando Valenzuela -encumbrado por doña Mariana de Austria, madre del rey y reina regente durante la minoría de edad del joven monarca-, tiene que ser custodiado, a instancia del monarca, por los Jerónimos tras la persecución iniciada por grandes nobles de España por sus andanzas. Persecución que acaba con la profanación de la Basílica y, por lo cual, son inicialmente excomulgados -entre ellos el hijo mayor del Duque de Alba- y, posteriormente, levantada la sanción por Roma con la penitencia de dignificar la Sagrada Forma. En 1684, ante el escaqueo de los nobles penitenciados, Carlos II, a título personal, asume la causa de reparación optando por trasladar la Forma al altar de la Sacristía que pasará a llamarse Altar de la Sagrada Forma. Para ello se organiza una procesión desde la Basílica muy vistosa, solemne y devota, a la que acudió el Rey y su Corte, la Comunidad de los Jerónimos, seminaristas, niños cantores, capilla real, etcétera, circunvalando los claustros del gran Patio de los Evangelistas hasta la Sacristía. El escenario histórico de personalidades y personajes en el acto queda reflejado en el cuadro de Claudio Coello, que preside el altar de la Sacristía, rodeado de los medallones anteriormente citados.
La riqueza ornamental de la Sacristía ¿es la que originalmente correspondió a este espacio?
No. De hecho, tan sólo existía un modesto altar en el Testero de la Sacristía y el escenario de tan solemne traslado exigía un especial Camarín con retablo grandioso y dignísimo óleo, a modo de transparente que perpetuase tan emotiva ceremonia. Por lo cual este primer traslado fue temporal, devolviéndose a la Basílica, en esta ocasión al Sagrario del Altar Mayor, hasta que se concluyese la construcción del Camarín y el pintor Coello finalizase su inmortal cuadro que recoge ese primer traslado.
¿A quién se encomendó la composición del retablo?
La traza y dirección arquitectónica del retablo y camarín es diseño de José del Olmo -maestro mayor de las obras reales-, y los motivos ornamentales en bronce se deben al escultor italiano Francisco Filipini, relojero de la Casa Real. En cuanto al Retablo, es de estilo barroco, propio del tiempo. Se dotó de un Tocante al Camarín – un módulo y ventana restados a la Sacristía en su testero de fondo-. Y se perfecciona su espacio formando una pequeña capilla u oratorio con pavimento, bóveda y paredes de jaspe y mármoles de variados colores, artísticamente combinados, formando florones en estrella de ocho puntas, destacando en magnitud el de la pared y frontero al transparente, muy vistoso desde la Sacristía cuando está bajado el cuadro de Claudio Coello.
¿Cuándo se produce el traslado definitivo al altar de la Sacristía?
Ante la expectativa de Camarín vistoso, reloj-custodia y óleo con retratos de la primera traslación, en cuadro que desciende y asciende en vertical, dando y quitando vista al transparente, el 29 de octubre de 1690 se da traslado definitivo de la Sagrada Forma desde la Basílica al altar de la Sacristía. En esta ocasión, con mayor boato, siendo los actos presididos por Carlos II y su segunda esposa, María Ana de Neuburg; Tras la celebración de la Santa Misa, se acompaña en solemne procesión al Camarín con la Santa Forma, de nuevo, circunvalando el Patio de Evangelistas por sus cuatro galerías, incluso con mayor solemnidad que la primera vez, siendo el nuevo prior, fray Alfonso de Talavera, quien deposita la Santa Forma en el Altar del Camerín.
¿Carlos II respetó que permaneciesen los personajes del primer traslado y no se pintase uno nuevo para el retablo en el que se reflejara este momento?
Así es. Es una obra magna, de la que podríamos definir como última etapa buena del pintor y, además, no deja de reflejar la solemnidad y devoción en torno a la Sagrada Forma. Así que tenemos a los rostros del primer traslado de 1684 y representando semejantes liturgias, mutatis mutandis. Claudio Coello pinta el espacio físico de la propia Sacristía y, dentro de ella, aparecen al vivo retratos históricos rememorando el último momento del primer traslado procesional-.
La ornamentación que vemos hoy ¿es la misma que había en época de Calos II?
No. Hay que tener en cuenta que todo lo que fuera oro o plata, fue expoliado junto con otras tantas joyas y cuadros durante el latrocinio napoleónico (S. XIX). Por ejemplo, el reloj-custodia de Carlos II, que fue suplida la ausencia durante el reinado de Isabel II por un templete diseñado por el pintor de la Casa Real Vicente López, iniciándose su ejecución en el obrador de Su Majestad a cargo de don Ignacio Millán, en 18929, reinando Fernando VII para concluirlo en bronce dorado en 1854 don Francisco Pecul, platero de Cámara de Isabel II.