La Horizontal: un poco de historia

N.R.O..- La Horizontal es un espacio singular ubicado en la ladera del monte Abantos, que tiene sus raíces en los proyectos de repoblación forestal iniciados en 1891 en este monte y posteriormente en la zona de El Romeral en 1905. En ese período, se creó el camino de La Horizontal para conectar San Lorenzo con la carretera de Las Navas, lo cual fue esencial para estas iniciativas de repoblación.
Cerca de una zona pantanosa conocida como El Trampalón, los forestales construyeron un vivero y una fuente de agua de manantial llamada la Fuente de La Salud. Más tarde, en este lugar se construyó el conocido bar-restaurante La Horizontal.
En 1918, La Horizontal comenzó a funcionar como merendero, a pesar de las condiciones precarias de entonces, ya que no disponía de agua corriente ni electricidad, aunque sí utilizaban el agua del manantial. El primer espacio medía 11×4 metros, y para los que conocen el lugar, es el salón principal de la chimenea.
En 1968, el lugar fue vendido a nuevos propietarios, quienes realizaron importantes reformas, ampliando la planta baja para funcionar como restaurante, discoteca y, por supuesto, la terraza principal, que se convirtió en su buque insignia. En esos años, se hicieron famosos platos como la tortilla española, los aritos de cebolla, el tomate atómico y las carnes a la parrilla. Alrededor de 1980, se añadieron dos plantas adicionales, con un salón de banquetes y un área para almacenes, vestuarios y una vivienda.
Después de esos años, el lugar estuvo cerrado por un tiempo, hasta que en 1992 la actual propiedad lo adquirió. Desde entonces, y hasta el día de hoy, he mantenido una relación con este lugar.
Una Historia de Emprendimiento
Recuerdo que el primer comentario que escuché sobre La Horizontal fue acerca de sus aritos de cebolla. En ese momento, eran un plato de moda, ya que varios lugares en Madrid los preparaban muy bien y no era fácil que, saliera rico.
La idea de ofrecer un plato estrella y que se corriera la voz es un principio básico en la restauración: si tienes un plato destacado, los clientes vendrán a probarlo y probablemente pedirán más cosas.
Lo cierto es que aquel director llamado Aureliano Mediero fue un visionario cuando aterrizó en La Horizontal, no sin riesgo, ya que por aquel entonces San Lorenzo tenía una oferta hostelera de mucho renombre y éxito: El Charoles, La Parrilla Príncipe, La Fonda Genara, El Castilla, El Doblón de Oro, El Caserío, etc. Además, poca gente se atrevía a salir de esa zona. Mover a esta clientela y sacarlos del centro de moda del pueblo, era todo un reto.
En mi opinión los pilares que ayudaron a La Horizontal a ser más atractiva fueron: Celebraciones: Bodas, comuniones, fines de semana y días festivos especiales, como la cena de fin de año con cena, cotillón, copas y baile al estilo de un hotel de cinco estrellas. Aparcamiento: Accesible y con servicio de aparcacoches, una novedad en ese momento. Carta: Una oferta de platos, vinos y cavas con un toque distinguido en el ambiente, lo que aumentó su clientela. Decoración: Con maderas nobles, diferentes salas y un entorno natural, hicieron lo demás.
El equipo al frente de los fogones siempre ha desarrollado una buena oferta gastronómica, actualizando constantemente la carta. Cuando pedías algún plato fuera de carta, nunca decían que no, siempre y cuando se pudiera, claro está. Menciono dos de mis favoritos; la caldereta de bogavante y el steak tartar.
La Horizontal es un sitio ideal para ir con amigos, solo (siempre hay alguien con quien conversar), en familia o con clientes.
Hoy en día, La Horizontal es un lugar bien conocido, con una clientela fiel. Además, es un sitio como de celebración, donde siempre encuentras a alguien conocido y donde siempre hay alguien celebrando algo. Mención especial a grandes profesionales que han trabajado aquí a lo largo de los años, como Juan el Perla, Fernando el Maitre y Rafa el Chato, entre muchos otros.
Por último, siempre ha habido debate sobre cómo se menciona el nombre del lugar: ¿La Horizontal o El Horizontal? mucha gente se lo pregunta y no acaba de quedar claro. Yo simplemente digo La Hori, y me funciona.
P.D. Si vas en verano por la noche, no olvides llevar una rebequita.