“La Botica de los soportales” de Juan Torres Pozas
Este viernes se presenta en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial el libro “La Botica de los soportales”, una novela de época ambientada en la ciudad de Segovia, y aunque botica y soportales nos hagan pensar en San Lorenzo de El Escorial, el único nexo de unión entre este hecho y el título del libro es su autor, Juan Torres Pozas..
Con él hemos querido compartir unas líneas, para animaros a acompañar a este gurriato en la presentación de su primera novela.
Porque, que eres de San Lorenzo, no es ficción ¿no, Juan?
Ja, Ja, Ja, no, no es ficción. Nací en 1966 en el antiguo hospital, hoy centro de salud, y he vivido en el pueblo hasta los veinte años, cuando me trasladé a Madrid para estudiar la carrera. Recuerdo con mucho cariño mi infancia, los primeros años de estudio de la EGB, primero en un chalet en la calle Floridablanca; y posteriormente en el barrio de las Casillas, hasta que, finalmente, durante mi cuarto curso inauguré con mis compañeros el colegio público, nuestro querido “grupo”. Terminé el BUP y COU en las Concepcionistas y tuve que “emigrar a Madrid”.
Estudiaste ingeniería industrial. ¿Cómo te dio por las letras?, porque sabemos que has escrito numerosos relatos. ¿Qué te impulsa a dar el salto a la novela? ¿O pudiese considerarse más bien un ensayo?
Este primer libro es en su totalidad una novela y surge de la evolución incontrolada e inesperada de un relato inicial sobre un viaje en tren a un destino incierto. Aparte de un primer jugueteo con la literatura, toda mi vida profesional ha estado ligado a la ingeniería, el desarrollo de nuevas tecnologías etc. Viví la aparición de los primeros microprocesadores y el desarrollo de internet, lo cual produjo dos saltos cualitativos en nuestra sociedad. Ahora está llegando el tercer salto al vacío: la inteligencia artificial. Debo reconocer que me siento abrumado y cansado de tanta tecnología, pues nos va a dificultar distinguir lo real de lo que no lo es, por lo que necesito vivir la sencillez de un alfarero que juega solo con barro para obtener algo útil. Creí que enfrentarme a un simple papel en blanco y una pluma me podría dar esa sensación de libertad que empiezo a añorar. Puede que la verdadera razón sea en realidad que me estoy haciendo “viejo”. Sinceramente, pienso que la pintura, la fotografía, el cine, la música y la literatura van a sufrir por la potencia de las nuevas capacidades del software moderno. Ya empezamos a experimentarlo, y el crecimiento va a ser exponencial. Siento pavor, pero hay que aceptar el reto y demostrar que la creatividad humana es insustituible.
Teníamos la botica, los soportales…. Ambientada en la vecina Segovia, ¿por qué?
Puros designios del destino. Me subí con el protagonista a un tren y me bajé en la estación de Segovia a montar una botica con él, pero podría haber sido perfectamente en Toledo o Ávila. La novela empezó sin un esquema previo preconcebido. Comenzó sólo por un título, La Botica, y, un vez en Segovia, elegí los soportales de la plaza mayor; seguro que mi inconsciente me llevó a situarlo siguiendo mis recuerdos de nuestros soportales, mi lugar preferido de San Lorenzo. Fui mil veces a la farmacia que lleva allí desde que tengo uso de razón.
Aunque no es el único personaje, el protagonista de esta novela apunta a ser un hombre particular.
Ciertamente es peculiar. Creo que puede ser uno de los atractivos que puede aportar la novela. Descubrir las peripecias que le suceden debido a su extrema curiosidad, a su manía de “casar” el oficio que cree más adecuado para una persona según su nombre de pila, o viceversa, y querer conocer la vida de los personajes con los que se cruza en su aventura segoviana, desembocan en varias historias inicialmente inconexas que finalmente convergen en un mundo común. Su curiosidad por conocer qué hay detrás de los personajes y lugares que ponen nombre a las calles y plazas de la ciudad, es una excusa para arrancar algunas historias y aportar datos de interés y curiosidades de Segovia.
¿Qué te invita a elegir el siglo XIX como punto de partida para esta trama?
Situé la novela en 1933 por tratarse de una época convulsa y por mantener un ambiente costumbrista aún no mediatizado por la guerra civil. Es por ello que la trama principal del triple crimen que sufrieron los abuelos de los propietarios de la vieja botica, nos lleva a situar este en torno a 1860. Por fechas, los padres de algunos personajes secundarios de la novela desarrollaron sus vidas también en el siglo XIX.
Nos consta que lo que relatas tiene de telón de fondo momentos políticos de gran complejidad para la Historia de España y su monarquía, Los Borbones. ¿Tiene como objeto alguna reflexión?
Como bien dices, el siglo XIX está repleto de guerras y sucesos que marcaron de forma significativa el devenir de España, lo cual permite novelar historias en acontecimientos, espacios y lugares reales muy variados. No hay intención alguna de aprovechar la novela como un recurso para plantear ninguna opinión historiográfica o analítica.
Cuando se habla de política y reflexión, todo apunta a un contenido serio; sin embargo, por lo que hemos podido saber de ti ¿se intuye una guasa soterrada o un humor inteligente…
Ciertamente, el humor me parece fundamental en una lectura que pretenda ser entretenida. La referencia constante al odio que tiene el protagonista por Carlos III, no tiene otro objeto que trufar la novela con las situaciones cómicas que se derivan de esta manía. Igualmente sucede con los momentos surrealistas que surgen por malentendidos provocados por un mal uso del lenguaje. Si el humor blanco que persigo es inteligente o no, lo dejo en manos del mejor criterio del lector. Es cierto que, adicionalmente, se plantean algunas reflexiones serias sobre el amor, el abandono de un hijo, la desesperación y algunas otras, pero el único objetivo es suscitar la reflexión del lector sobre estos puntos, nunca aportar planteamientos ex cátedra.
Para terminar, una curiosidad. ¿Torredondo y Perogordo, los pueblos donde sucede el triple asesinato, son reales?
Efectivamente. Los elegí porque son poblaciones cuyo asentamiento se remonta al siglo XIV y sus nombres tienen un origen curioso que se aporta en la novela. Adicionalmente, están a una distancia que permite alcanzar Segovia en burro en no más de media jornada. Había otros candidatos, pero me encantó la musicalidad y sonoridad de los nombres, Torredondo y Perogordo.
Llegará una segunda novela? ¿Quizá en San Lorenzo?
Si no me llevan preso a la actual cárcel provincial de Torredondo, acusado de maltrato a la literatura, pretendo acabar una segunda novela ya en curso, que quizá forme parte de una trilogía con la actual. Es seguro que la tercera será en San Lorenzo. Inicialmente quise huir de lo que considero la tentación o el pecado habitual en los escritores noveles, la autobiografía. Una vez superada esa barrera, me siento obligado a realizar un tributo a mi pueblo, al cual he dedicado un primer gesto modesto al declarar en mi presentación de la solapa del libro, que considero que de lo único que puedo presumir es de haber nacido en San Lorenzo de El Escorial.
Juan, te deseamos todo el éxito del mundo con este proyecto, y esperamos de corazón que no este el único. Muchas gracias por atendernos.
Y a nuestros lectores, recordarles que la cita es este viernes, en el Salón de Acros de la Casa de Cultura, a las 19:00 horas, en una presentación en la que le acompañará Isabel Pascual Ruiz de Alegría.
¡No faltéis!