Hablamos con Borja Echavarría y la creación de ‘Gatos en el ático’
Borja, para quienes no te conocemos, explícanos un poco tu andadura. Eres artista, concretamente pintor ¿Por don? ¿Por vocación?
La palabra ‘pintor’ la veo un poco grande como para definirme porque me da mucho respeto y me avergüenza cuando me llaman así en público. Me defino como ‘creativo’, tanto profesionalmente como en otros trabajos que realizo solo para divertirme. Todo mi ‘artisteo’ me viene tanto por vocación como por nacimiento, puesto que pertenezco a familia con algunos pintores e ilustradores que sí se han dedicado de forma profesional al mundo del arte.
¿Oriundo escurialense o lo elegiste para afincarte?
Nací en Bilbao, pero mi familia se vino a vivir a Madrid cuando cumplí diez años, con lo cual me siento más ligado a estas tierras que a mi lugar de nacimiento. Durante mis años de residencia en Madrid he sido el único de mis hermanos que ha tenido una fijación constante por San Lorenzo. Desde siempre, he sentido una atracción que no sé bien cómo explicar. Para mí, este pueblo ha supuesto una vía de escape en aquellos momentos en los que he necesitado desconectar. Algo así como una burbuja protectora, hasta el punto de que en 2010 decidí hacer las maletas y venirme a vivir aquí de forma definitiva. A día de hoy, tengo claro que este es mi lugar.
¿En qué momento de tu vida te pilla la primera ocasión para exponer?
Durante mi periodo universitario comencé a exponer en cafeterías, hoteles y librerías de Madrid, donde me invitaban a participar; nada de exposiciones en salas reconocidas o importantes. Tampoco enviaba solicitudes porque me lo tomaba solo como un hobby. Sigo igual, sin pretensiones; no me he preocupado de publicitarme y darme a conocer en redes sociales, ni entrar en círculos de arte. Lo de esta entrevista es otra invitación más, cosa que agradezco muchísimo. Hay gente que me dice que abra una cuenta en Instagram y diga quién soy y muestre lo que hago, pero creo que no tengo remedio y me sigo manteniendo en el anonimato. En San Lorenzo expuse por primera vez en el año 2010 una colección de cuadros que se llamaba ‘Bodegones de cine’ y que consistía en bodegones referidos a películas de cine. Ese mismo año me instalaba en el pueblo.
¿Cómo definirías la pintura que haces, con qué técnica te sientes más cómodo y cuál suele ser el motivo de tu pintura?
Todo esto ha sido un proceso de diferentes etapas. Mi técnica preferida ha sido durante años el acrílico porque para mí, la facilidad de mezclar la gran gama de colores que ofrece me proporcionaba libertad para crear y expresarme. Es cómodo, limpio y de secado rápido. La tinta y el lápiz también me han seducido, especialmente en ilustración. La gran diferencia entre mi obra de hace unos años y lo que hago ahora es tanto la técnica como lo que reflejo. Me niego a repetirme. Los motivos de mi pintura son tan diversos como lo es mi propia imaginación, que los interpreta de mil maneras diferentes. Creo que necesitas experimentar, descubrir, ver hasta dónde puedes llegar. La edad, la experiencia de vida, los cambios en el pensar y en tu escala de valores, cambian tu dibujo y pintura de manera inconsciente, y sientes que mejora y que alcanzas las metas que persigues; es entonces cuando ya nunca vas a poder dejarlo.
¿Qué nos puedes adelantar de tu próxima exposición en San Lorenzo ‘Gatos en el ático’ a partir del día 11?
Esta exposición refleja mi experiencia como artista en mi estudio de arte de San Lorenzo, acompañado por los gatos que por él circulan, que son los verdaderos protagonistas de mi obra. La exposición quiere seducirte y que te detengas al menos medio minuto en cada cuadro, no que te limites a asomarte por la puerta de entrada, des un vistazo general y te marches.
¿Qué es lo que te resulta inspirador de este Real Sitio?
Lo que me resulta más inspirador de San Lorenzo es vivir en el lugar que amas y compartir de manera gráfica mi visión y modo particular de experimentar la vida en el pueblo. Mis cuadros lo cuentan todo. A su vez, exponer en la sala Félix Bernardino de por sí me inspira y me obliga a presentar algo que, aunque pueda no interesar a todo el mundo por igual, guarde un cierto nivel de calidad artística y produzca emociones. Una vez colgados mis cuadros, para mí cambian las tornas y me olvido de ellos. Lo que realmente me interesa entonces es la gente que viene a verlos. Me interesan no solo los allegados, sino también aquellas personas desconocidas con las que sientes de manera espontánea una conexión y, te hacen vivir cosas inesperadas, inolvidables, curiosas, extrañas, únicas y sorprendentes. Todo aquello que le puede ocurrir a un artista en una sala de arte y que uno atesora para siempre. Creo que cualquier artista sabe de lo que hablo y puede comprenderme.
¿Hay un tipo de exposición para un determinado lugar u os podéis sentir libres?
Yo creo que el lugar determina en cierto modo la exposición. Mis exposiciones en la sala de Félix Bernardino están medidas al milímetro porque este espacio es ya mi segunda casa y la conozco perfectamente. Mis exposiciones en San Lorenzo van dirigidas en especial a todos los vecinos del pueblo. En ellas os entrego lo mejor de mí y es lo único que os puedo ofrecer, el producto de mi libertad y agradecimiento por vuestra acogida.
Borja ¿crees que se puede vivir por amor al arte o es de difícil subsistencia?
Vivir del arte es complicado, siempre lo ha sido. En mi caso concreto, siempre he tenido claro que el arte es una forma de vida, no un medio. Para mí es una filosofía de vida que me aporta otros beneficios y satisfacciones. El arte me da oportunidad de disfrutar y divertirme. l