El Parque de Terreros

El 9 de agosto de 1960 fue inaugurada la estatua de Felipe II del escultor José Planes Peñalver.
Vicente M. Rosado.- ¿Quién no conoce “Terreros”? testigo directo de las bandas de música los domingos después de misa, las celebraciones de nuestro patrón San Lorenzo, con norias, coches de choque, tómbolas, campeonatos infantiles y juveniles de toda índole, etc. … y los últimamente ausentes fuegos artificiales. Pero queden estas entrañables narraciones para el correspondiente apartado.
La denominación de Terreros, de ahí la denominación y según la leyenda, fue el lugar donde fueron depositados los desmontes del asentamiento y construcción del Monasterio. Tal vez tenga algo de verdad, ya que, por la construcción de los aparcamientos subterráneos para automóviles en época actual, aparecieron restos de obra significativos.
Pero vayamos por partes y dejemos algunas reseñas referidas al tema que nos ocupa.
Ocho años después de haberse cursado el primer documento urbanístico del denominado “Sitio”, y ya habiendo un número significativo de edificios, sobre plano de la época de 1775, se encuentra rotulado como “camino antiguo que va del Sitio a Campillo” e invadiendo parte de Terreros por su esquina norte. Igualmente se encontraba descrito como “arenero”, atravesado perpendicularmente por la cañada que descendía desde el puerto de San Juan de Malagón hasta la Villa de El Escorial, y en paralelo a la cañada transcurría el desvío del arroyo de la Barranquilla. Esta era el escenario que presentaba Terreros en un principio.
En las denominadas “hojas kilométricas de 1860-70” (Proyecto cartográfico de los términos municipales de la provincia de Madrid), no se aprecia ninguna señal significativa de un cambio, y tan solo con el nombre del terreno denominándole “paseo de los terreros” y apreciándose un terraplén en caída a las actuales calles de alrededor. La única salvedad era el lado que lindaba con la casa cuartel del Pajarón (entre la plaza de Juan de Herrera y calle Madre Carmen Salles), y marcada como “arruinada” lo que había sido la casa y caballerizas de la Reina Madre (Hotel Victoria).
Pocos años antes, en 1852 y en plena crisis económica del país, el alcalde Luciano García de Castro solicita a Su Majestad Isabel II, sean donados árboles para ser plantados en el lugar. Serían los primeros árboles que embellecerían el paraje, e imagino el penoso y árido aspecto que tendría la zona.
Refiero el escrito: “Señora: El Alcalde constitucional de este Real Sitio de San Lorenzo, a los Reales pies de V.M. con el debido respeto expone: Que no omitiendo medio alguno de los que están a su alcance para la prosperidad de esta población desde que V.M. se dignó honrarle con el referido destino, está convencido de que el mejor recurso para ella es el de proporcionar las mayores comodidades y recreos posibles a las numerosas familias de alta categoría de esa Corte que en la temporada de verano vienen anualmente y permanecen por dos o tres meses en él, supliendo esto en algún tanto la falta de jornada, que era el único recurso para su sostenimiento, por carecer de terreno, industria y comercio y de toda clase de riqueza. Una de las cosas que más agradarían a los referidos señores sería una alameda en el parque titulado de Los Terreros, que es un espacioso paseo colocado en sitio dominante, a donde irían a esperar las diligencias que en dicha estación llegan a este Sitio en las horas de calor con el fin de salir a recibir a los viajeros y conocidos: pero como la Depositaria de los fondos del Común se halla con tanta escasez de intereses que no alcanzan para cubrir los gastos consignados en el Presupuesto Municipal, a V.M. rendidamente suplica que por un efecto de su acreditada piedad se digne conceder gratuitamente al que expone 600 plantones de álamos negros y acacias de los viveros de Aranjuez, San Fernando y la Administración de esa Corte, para plantar la Alameda de que ha hecho mérito, pues además de adornarse en extremo la población, serviría de estímulo a los señores de temporada para preseguir honrándola con su asistencia y proporcionarla recursos para subsistir”.
Bien acogida la petición del alcalde, la Casa Real traspasó la petición a los viveros de Aranjuez. El administrador de estos, contestó que no podía dispensar los álamos negros por no tener suficientes existencias, pero sí podían entregar acacias de la variedad de “tres puntas”, al precio de 6 reales el ejemplar. Ante esto, la Reina determinó que se dieran gratuitamente.
Por esta razón y en agradecimiento, el 2 de enero de 1859 la autoridad municipal determinó acuerdo de que el hasta ahora llamado Paseo de Terreros, pasase a llamarse “Paseo y Alameda del Príncipe Alfonso” en memoria del feliz natalicio del Príncipe de Asturias (Alfonso XII) hacía poco más de un año. Nueve años después, desconociendo si fue para embellecer aún más el parque, o por no haberse servido en su momento la totalidad el pedido, en 1868 se solicitaron doscientos plantones de olmos.
En 1873 se sacó a subasta la construcción del Mercado Municipal y toda la piedra que fue necesario sacar por la diferencia de altura con respecto a la calle Francisco Muñoz, se usó para la contención del murallón de la parte que miraba al edificio de los Infantes. Actualmente la entrada al Auditorio.
Posteriormente, y poco antes de concluirse el siglo XIX, se derribaron las ruinas del edificio llamado “Fraguas de la Reina” que se encontraban en el ángulo cercano al edificio de los Infantes que entorpecían la explanada. Asimismo, también se rescató un saliente de huerta que disfrutaban las religiosas concepcionistas. Con ello se consiguió la fisonomía rectangular que actualmente conocemos.
Ya en fechas recientes, entre 1943 y 1951 es cuando se ejecutan obras de mantenimiento y que ascendieron a 50.000 pesetas según “Memoria del Ayuntamiento”, y el 25 de octubre de 1958 y aprovechando el “Día de la Provincia” en esta localidad, fue inaugurada una primera fase de ordenamiento con discurso del Marqués de la Valdavia y con la intención frustrada de inaugurar una estatua de Felipe II “in situ”.
A principios de 1959 fue lamentablemente desmantelado el templete que había servido como “estampa” de Terreros. Más recientemente, en marzo de 1991 se acometieron las obras de aparcamientos subterráneos para automóviles (imagen adjunta) produciendo un infortunio visual por la desaparición de algunos ejemplares arbóreos. Cosas del progreso.
Hasta aquí una historia más que forma parte del proceso de nuestra población, que sin embargo, dos monumentos sirven para embellecer y asimismo dejar de manifiesto evocaciones, a saber. En 1960 fue trasladada desde su situación original, el monumento al Cuerpo de los Carabineros, a su ubicación actual formando parte de Terreros. Este gran monolito y estatua fue inaugurada en agosto de 1929, en el lugar de la gasolinera frente a la estación de autobuses, en conmemoración y homenaje a los héroes y personal del Cuerpo de Carabineros en su Primer Centenario. El este acto se celebró con la ofrenda y entrega de la Bandera por la Cámara de Industria de Madrid a la 14º Subinspección; con solemnes cultos en la basílica del Monasterio, bendiciéndose la imagen de la virgen de Covadonga, trasladándose posteriormente en procesión junto con la imagen de la Purísima Concepción a la capilla de los Colegios (colegio de Huérfanos de Carabineros y colegio de Carabineros). A mediodía un banquete de gala, y a continuación un festival en el Paseo de Terreros con carreras ciclistas, pedrestes, y espectáculo amenizado por las bandas de música de ambos colegios. Para finalizar, verbena en el parque de Alfonso XIII (el Parque) y una exhibición cinematográfica.
El 13 de mayo de 1995 se celebró junto al monumento el 150 aniversario de la fundación del Colegio de Carabineros. Hubo discursos, actuación de banda militar y se colocó una placa de bronce adosada al monumento.
Y también en 1960, el 9 de agosto (imagen adjunta y así lo anunciaba el programa de las Fiestas de San Lorenzo), fue inaugurada la prevista estatua de Felipe II con retraso de dos años, obra del escultor José Planes Peñalver, situándose en la cabecera de Terreros. Asistieron las autoridades locales, discursos correspondientes, actuación de orquesta musical, y una gran concurrencia de la población. El pedestal presentaba en letras de latón el texto: FELIPE II / LA DIPUTACIÓN / PROVINCIAL / DE MADRID / EN EL DÍA DE / LA PROVINCIA / 25 OCTUBRE 1958. Actualmente solo quedan a la vista los engarces de las letras.
Eso sí, desde siempre, los “terreros” prestan servicio a variados acontecimientos en diversas fechas, amén de ser un lugar de esparcimiento para los vecinos. Bien.