El lobo está aquí para quedarse

Foto Carlos Romero, WWF España.
Luis Suárez (Coordinador de Conservación de WWF).- El lobo ibérico es uno de los animales más icónicos y majestuosos de nuestra fauna. Su regreso natural a la Comunidad de Madrid, donde fue exterminado en el siglo XX, es una buena noticia para nuestro patrimonio natural y toda la sociedad.
La primera manada reproductora en Madrid se estableció en 2011, procedente de manera natural desde Castilla y León. Desde entonces, la especie se ha asentado en la región muy lentamente, protegida de manera estricta por la legislación europea. A día de hoy, según datos oficiales, existen 5-6 manadas con presencia en la comunidad, en su mayoría compartidas con provincias limítrofes.
Al calor de una campaña política y mediática desatada en su contra, el debate sobre la presencia de la especie en Madrid se ha disparado en las últimas semanas, alimentado por bulos como que los lobos se están soltando de forma artificial. El lobo es un superviviente nato, capaz de adaptarse a entornos muy diversos, desde los paisajes cerealistas de la Tierra de Campos castellana hasta las montañas costeras de Galicia. No es extraño que aparezca en ecosistemas más humanizados, como el pie de la Sierra madrileña, lo que nos obliga a preparar a la ganadería extensiva y a la sociedad para la convivencia con la especie.
Por supuesto, para WWF es básico que el coste de esta coexistencia no recaiga únicamente sobre los ganaderos y ganaderas. Las administraciones deben garantizar financiación suficiente para la compra y mantenimiento de medidas preventivas, como vallados y mastines. Estas medidas pueden reducir hasta un 100% los ataques, y sería muy positivo que la administración promoviera la formación en su uso para los ganaderos y ganaderas.
En algunas regiones, el regreso de los grandes carnívoros es incluso una oportunidad de empleo en el medio rural, con ayudas públicas para la contratación de pastores. Además, las indemnizaciones en caso de ataques deben ser rápidas y justas, cubriendo el lucro cesante y los costes veterinarios y de personal.
No podemos olvidar los numerosos beneficios que el lobo aporta a la sociedad. Estudios de la Universidad Autónoma de Madrid indican que en la Sierra de Guadarrama el 80% de su dieta se compone de ungulados como jabalíes y corzos, contribuyendo a mantener el ecosistema en equilibrio. Además, es un auténtico sanitario de la naturaleza, eliminando animales enfermos y carroñas.
Su regreso es, sin duda, un verdadero privilegio en una de las regiones más pobladas de Europa. Ahora le toca a la administración madrileña y a toda la sociedad estar a la altura, para que Madrid se convierta en un ejemplo de coexistencia entre las actividades humanas y la vida salvaje. Porque el lobo ha llegado para quedarse.