El Jardín de los Reyes
CARMEN LUENGO.- Continuando nues-tro paseo por los jardines del Monasterio y bordeando su contorno llegamos a los jardines privados que correspondían al disfrute de los reyes. Los jardines mantienen el mismo estilo de la parte que hemos recorrido y los cuadros de setos de boj, con su fuente central siguen acompañándonos, así como las escaleras que permiten bajar a las huertas.
Enseguida encontramos un muro y una puerta que da acceso a esos jardines privados, donde descubriremos distintos rincones, separados por otros muros y sus puertas de acceso hoy abiertas a todos los visitantes. Estos jardines están al mismo nivel que el Jardín de los Frailes, pero descubriremos que en la parte inferior otros ajardinamientos, creando un espacio más amplio de disfrute.
Descubriremos seis espacios diferentes, donde las rosas, que seguramente fueron las flores dominantes, dado que eran las flores preferidas por Felipe II, que gustaba de su colocación diariamente en su mesa de comedor, según el testimonio del Padre Sigüenza. Desde sus aposentos los reyes disfrutaban de unas vistas maravillosas.
Como curiosidad, deciros que, al pasar la primera puerta de acceso, a la izquierda, encontramos una placa en ingles en memoria del General William Wheatley, que llegó herido al Monasterio, convertido entonces en hospital de guerra, que nos dice: “A la memoria del General en Jefe Guillermo Wheatley, primer guardia de Lesness, en el condado de Kent, nacido el 14 de agosto de 1771, muerto en El Escorial el 1 de septiembre de 1812 y enterrado en este punto. Estuvo en las batallas de La Coruña, Barrosa, Salamanca y en muchas otras. Lord Wellington quiso colocar una lápida en su memoria en este muro; pero debido a la corta estancia del ejército inglés en Madrid no pudo realizarse entonces. Lo efectuó el Coronel Moreton Wheatley, su nieto, el año 1905”. l