El jardín de La Granjilla
CARMEN LUENGO.- Cuando Felipe II busca el lugar donde construir su Monasterio, dedicado a San Lorenzo, recuerda un lugar que conoce y le gusta, La Fresneda, junto al pueblo de El Escorial. En el camino del Monasterio de los Jerónimos de Guisado, donde pasa la Semana Santa.
En 1562 visitan el lugar. La zona tiene un inconveniente, mosquitos, debido a las lagunas de agua estancada del lugar. Desecha este lugar y elige otro, cerca de la dehesa de La Herrería, con abundante agua, totalmente salubre.
El Monasterio será regido por la orden Jerónima, que visita ambos lugares y piden al rey La Fresneda.En julio se incorporan fray Antonio de Villacastín, como obrero mayor de las obras y fray Marcos de Cardona especialista en jardines y huertos. A la vez se inicia la preparación para la construcción del Monasterio.
En julio de 1563 Petri Janson, el holandés, recorre La Fresneda y fija los lugares adecuados para construir dos presas, destinadas a los estanques que formaran parte de lo que será el primer jardín renacentista del entorno. Fray Marcos de Cardona comienza sus trabajos preparando el terreno como le indica el rey, Este quiere que edificios y jardines estén listos a la vez. La zona urbanizada de La Fresneda, lo que será La Granjilla, se iba cubriendo de árboles, olmos, sauces, moreras, perales y fresnos. Las paredes divisorias y los enrejados se cubren de rosales, ligustros, jazmines, mosquetas y otras plantas olorosas y de colores de mil matices diferentes. El lugar estaba cercado por una pared de unos dos metros de alto, con varias entradas.
Se construyen cuatro estanques. El primero y menor junto a la casa, con una fuente en el centro y rodeado de árboles. Encima de este hay otro, con otra fuente, unos delfines y un Neptuno grande con su tridente y corona, rodeado de tiestos que arrojan agua a través de sus flores. Rodeado de jazmines, ligustros, parras y olmos para disfrutar de sombra.
El tercero tiene una isla cuadrada con un cenador cubierto. En sus enrejados se entretejen granados, avellanos, parras, jazmines y madreselvas.
El cuarto, el mayor, con aspecto de lago o playa. El más grande, de forma que aún en caso de sequía, permitirá regar toda la zona.
De esta forma La Granjilla de la Fresneda se convierte en un lugar maravilloso que facilita el descanso de frailes y reyes. Las puertas de La Granjilla se abren el primer domingo de septiembre, para la romería de la Virgen de la Herrería.