El herbario de Graells en el Real Colegio Alfonso XII
Domingo Perea Unceta.- En 2025 conmemoraremos el 150 aniversario de la fundación del Real Colegio Alfonso XII por el Rey Alfonso XII. En 1885, diez años después de su fundación, el monarca confió a la Orden de San Agustín (OSA) la custodia del Real Monasterio de El Escorial y le encomendó, asimismo, la dirección del Real Colegio.
Desde sus inicios quiso el rey que se dotara al colegio de un Gabinete de Historia Natural, Física y Química, para lo que encargó a sus directores la adquisición mediante compras, donaciones y recolección por parte de sus alumnos y profesores de amplias colecciones zoológicas, botánicas y mineralógicas, y de los instrumentos científicos necesarios para la enseñanza de las ciencias. Dentro de estas colecciones llegarían al colegio los herbarios de D. Mariano de la Paz Graells y Aguera (1809-1898), como una donación del eminente naturalista riojano afincado en San Lorenzo del Escorial a la comunidad de agustinos del colegio.
La importancia de este herbario se pone de manifiesto por las reiteradas citas que se hacen del mismo en publicaciones e inventarios sobre el colegio. Tenemos una primera cita del P. Conrado Muiños, OSA (1910), en una publicación sobre la ciencia de los agustinos de El Escorial: “El eminente naturalista, amigo nuestro queridísimo, que legó al Gabinete del Colegio de Alfonso XII el preciado tesoro del herbario de Lagasca, D. Mariano Graells, autor de un curiosísimo trabajo enviado a nuestra publicación sobre los Recursos que ofrecen nuestros campos a los pobres y otro de Meteoroscopios orgánicos”. La publicación a la que se refiere es La Ciudad de Dios, revista agustiniana del Real Monasterio de El Escorial que nos indica la estrecha relación de Graells con la comunidad de agustinos.
Otra referencia al herbario de Graells la recoge el P. Félix Pérez García, OSA (1930), en el discurso de inauguración del curso 1929-30 —los discursos de inauguración se realizaban cada año en el Paraninfo del colegio con todo el boato de la Casa Real—: “Para la descripción de las plantas que estudiamos, así como del lugar en que se encuentran, hemos tenido en cuenta las que se conservan en el Herbario del Colegio, recogidas y preparadas por el sabio naturalista Graells. Consta de 1864 especies, clasificadas, ordenadas y dispuestas, en doce cajas-libros de cartón; a estas hay que añadir otras muchas, algunas repetidas, que forman medio centenar de grandes paquetes; todas clasificadas”.
El P. Maurino Alonso, OSA (1945), al describir en su libro Nuestro colegio el Gabinete de Historia Natural, incluye esta referencia sobre el herbario: “ Digna de especial mención en este capítulo es la eficaz y desinteresada labor llevada a cabo por el famoso naturalista don Mariano Graells, entusiasta admirador de los Padres Agustinos, quien descubrió en las montañas escurialenses la gentil mariposa Saturnia Isabellae Graellsia (sic), perteneciente al orden de los lepidópteros, dedicada a la reina Doña Isabel II. También legó al Colegio, estudió y coleccionó el valioso Herbario de este Gabinete de Historia Natural, que aún se conservan su mayor parte; cuenta con 1864 especies, clasificadas y dispuestas en 12 cajas-libro de cartón y más de medio centenar de paquetes con gran número de especies, también clasificadas”.
Mariano de la Paz Graells (1809-1898) fue catedrático de Zoología del Museo Nacional de Ciencias naturales de Madrid desde 1939, y director del mismo museo de 1852 a 1867. Esta dirección incluía el Gabinete de Ciencias Naturales y el Jardín Botánico. Su cese en 1867 tuvo un marcado cariz político por su estrecha relación con la reina Isabel II y estuvo acompañado de agrias acusaciones y una fuerte polémica con el botánico Miguel Colmeiro, que le sucedió en la dirección del Real Jardín Botánico de Madrid, lo que explica que Graells no dejara sus colecciones botánicas en este herbario y que las donara a los agustinos del Escorial.
En 1988 los profesores de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid Antonio González Bueno y Daniel Sánchez Mata, interesados en la obra botánica de Graells, se pusieron en contacto con el P. Teodoro Alonso, OSA, para preguntarle por el destino del herbario. El P. Teodoro les informó de que sólo se conservaba en el Real Colegio Alfonso XII una caja-libro de las citadas. Ambos profesores lo comprobaron personalmente y llegaron a la conclusión de que el herbario de Graells se había perdido.
Por una suerte de felices casualidades, al cabo de más de medio siglo, el herbario de Graells fue localizado. Durante el curso académico 1986-87 Enrique Segovia, un antiguo alumno del Real Colegio Alfonso XII, cursaba Fanerogamia en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense; él comentó repetidamente a su profesora de Botánica, María Andrea Carrasco, que en su antiguo colegio de San Lorenzo de El Escorial había muchos paquetes de plantas. Estos comentarios no se tomaron en consideración, pensando que serían recolecciones escolares sin otro valor que el meramente docente. Al cabo de algunos años, ya licenciado y siendo un profesional de la Biología de la Conservación, Segovia siguió visitando de vez en cuando a su antigua profesora y recordándole la existencia de los paquetes de plantas.
En ese tiempo, E. Segovia contactó con los profesores de Ciencias Naturales del colegio Domingo Perea y el agustino P. Alfonso García, quienes tras confrontar la información que aportaba Enrique con lo que ya conocían sobre la existencia del herbario y de su posible interés, procedieron a indagar la forma de recuperarlo para el Gabinete de Ciencias Naturales del Colegio desde el Real Monasterio donde estaba depositado desde antes de la Guerra Civil española.
Aprovechando la celebración del Simposium La Ciencia en el Monasterio del Escorial organizado por Estudios Superiores del Escorial en el RCU María Cristina en septiembre de 1993 los profesores de Ciencias Naturales del colegio, P. A. García y D. Perea, con la inestimable ayuda de los también agustinos P. Vicente Gómez y P. José Luis del Valle, organizan la búsqueda del herbario de Graells en el Monasterio y el cambio de ubicación del herbario y su vuelta al Gabinete de Ciencias Naturales. Allí, finalmente, María A. Carrasco, Alfonso García, Enrique Segovia y Domingo Perea, empezaron a abrir los paquetes del tesoro botánico que llevaba tantos años escondido: un momento inolvidable en cualquier vida profesional.
Afortunadamente, la mayor parte de los paquetes estaba intacta, pues nunca se habían abierto desde que Graells los recibió de sus corresponsales e incluso sus sellos de lacre originales estaban enteros. Sólo se descartaron las plantas de los paquetes que habían sido manipulados, sobre todo durante las épocas de gran penuria de la postguerra, en que se deshicieron paquetes a veces sólo para reutilizar los pliegos de papel como material de escritura. En esos casos no podíamos tener la certeza de que las plantas y sus etiquetas coincidiesen y, en ocasiones, al existir flagrantes errores en las identificaciones, era seguro que había habido mezcla de información y los pliegos tuvieron que ser desechados.
Las plantas se encuentran en muy buenas condiciones debido al clima favorable de la sierra y las condiciones de su ubicación. Extraer el contenido de esos paquetes fue una labor larga, dado que se hizo de forma sucesiva, identificando las letras de las etiquetas, montando las plantas sobre cartulina blanca y registrando los pliegos de cada paquete antes de pasar a abrir el siguiente. Para la catalogación, conservación y estudio del herbario se contó con el pleno apoyo, especialmente económico, de la dirección del Colegio. El número final de registros es de 12.169 e incluye el herbario de Graells (10.223 registros) y el que Graells recibió a la muerte de Eduardo Carreño, que había sido su discípulo y por ello le legó sus materiales botánicos.
La riqueza de la colección del herbario es enorme tanto desde el punto de vista científico de la botánica como de su historia. Sería demasiado prolijo referirnos a todo su contenido en este artículo, por lo que sólo me referiré a algunas informaciones que pongan de manifiesto su relevancia.
Desde el punto de vista científico, el herbario es depositario de un abundante material tipo, pues contiene ejemplares botánicos que sirvieron a su autor para describir y dar nombre a una especie por primera vez. En su labor científica como botánico, Graells describió y dio nombre a plantas como el Narcissus pallidulus —que Graells recolectó en la Silla de Felipe II de la Herrería, como indica en la etiqueta manuscrita de los ejemplares—, Genista barnadesii, Centaurea amblensis, Centaurea cavanillesiana …, plantas que están a disposición de los investigadores botánicos que precisen conocer los ejemplares que sirvieron para nombrar a estas especies.
Su valor histórico es enorme, pues nos ha permitido recuperar los herbarios de los más eminentes botánicos del siglo XIX de España y de Europa. De nuestros botánicos españoles cuenta el herbario con amplias colecciones de los que podemos considerar fundadores de la botánica en España, como Antonio J. Cavanilles (1745-1804), Mariano Lagasca (1776-1839), Simón de Rojas Clemente (1777-1827) o J. Demetrio Rodríguez (1780-1846). Dentro de la botánica europea cuenta con abundantes herbarios de tan eminentes naturalistas como Pierre E. Boissier (1810-1885), Eugène Bourgueau (1813-1877), Augustín P, de Candolle (1778-1841) Léon Dufour (1780-1865), Jacques E. Gay (1786-1864) o George F. Reuter (1805-1872).