“El Escorial Monasterio y Sitio” Patrimonio Mundial
MARISOL PEREA UNCETA.- El Escorial Monasterio y Sitio fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en el año 1984, coincidiendo con la celebración del IV Centenario de la colocación de la última piedra. Es reconocido por esta organización como un Valor Universal Excepcional que, según sus propias directrices, supone que tiene una importancia cultural y/o natural tan extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad.
En la Lista de Patrimonio Mundial aparece como El Escorial Monasterio y Sitio:
El Escorial Monasterio es considerado un monumento, que según la UNESCO es una obra arquitectónica, de escultura o de pintura monumental, que tenga un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.
Sitio, según la misma fuente, son las obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así como las zonas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.
Según el artículo 1 de sus directrices se considera a los monumentos y los sitios como Patrimonio Cultural, aunque el sitio puede incluir obras de la naturaleza, como es el caso.
Numeralia lista del Patrimonio Mundial (fuente UNESCO)
1223 propiedades
localizadas en 168 países,
952 son culturales
231 naturales
40 mixtas
España es el 5º país en número con 50 propiedades
El Escorial Monasterio y Sitio aparece como la propiedad con expediente 318, incluyendo el Monasterio y todas sus construcciones aledañas. Podemos ver los límites en el plano que aparece en su expediente.
Para que una propiedad pueda entrar en la Lista debe de cumplir con al menos uno de los diez criterios que establece la Convención y además demostrar integridad y autenticidad. Expongo los criterios que cumple (I, II y VI) según la breve síntesis de su expediente:
Criterio (I): representa una obra maestra del genio creativo humano, donde el gran trabajo colectivo de importantes artistas estuvo sujeto a la voluntad y órdenes de la figura histórica del rey Felipe II.
De la voluntad del monarca ya hablamos en el primer artículo de esta serie en la que el rey pretende un enterramiento, un palacio, un convento, un seminario, un colegio y una biblioteca, aunando el espíritu de la modernidad y del Concilio de Trento. Los artistas reunidos para realizar este trabajo colectivo son: Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera, Francisco de Mora, Juan de Villanueva, Leone Leoni, Cellini, Bernini, Juan Bautista de Monegro, Luca Cambiaso, Sánchez Coello, El Bosco, Tiziano, el Greco, Claudio Coello, Lucas Jordán, José Ribera y Goya (cartones de tapices), entre otros.
Criterio (II): expresa un importante intercambio de valores humanos y simboliza la expresión ideológica y artística que influyó en los desarrollos de la arquitectura, las artes monumentales y el diseño paisajístico durante el Siglo de Oro español. El conjunto arquitectónico es un ejemplo de los conventos palaciegos y su diseño urbano y paisajístico construidos por las monarquías cristianas europeas. Su trazado final del siglo XVIII lo convierte en uno de los ejemplos más representativos del Real Sitio –la ciudad residencial de los cortesanos– desarrollado por la monarquía como sede y reflejo de su poder.
Esta obra supone la síntesis de una época, en una España que no llegó al primer Renacimiento pero que gracias al empuje de Carlos V y sobre todo, de Felipe II se convierten en un referente del Manierismo. Un conjunto arquitectónico sin comparación en el occidente europeo por su complejidad de programa y su rotundidad en el estilo. El trazado del siglo XVIII no hace sino garantizar al monasterio su autenticidad y permanencia en el tiempo.
Criterio (VI): está directamente asociado a personajes históricos muy importantes de la historia europea y mundial, como el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos V y todos sus descendientes de la Casa de Austria y de la Casa de Borbón que ocuparon el trono español, en particular Felipe II. Encarnó, de manera ejemplar, la ideología de la sociedad y la austera pompa y ceremonia con que se representaba su majestad divina y mundana.
Felipe II encarnaba la complejidad del monarca moderno del siglo XVI, las contradicciones de un hombre que confía en la ciencia y le otorga un papel fundamental en su corte y sin embargo es el adalid de la Fe Católica en la contienda de la Contrarreforma Católica.
En cuanto a la integridad, el expediente resalta el carácter unitario de los edificios construidos por Felipe II, que se ha conservado gracias a los diseños de Juan de Villanueva, convirtiéndose en un modelo arquitectónico de la Ilustración. La autenticidad, en el expediente, dicen que se mantiene intacta gracias al dinamismo funcional que mantiene el edificio principal pues sigue con su vida litúrgica, funeraria, monacal, educativa y cultural. Lo único que no se ha mantenido con el paso del tiempo es la vida cortesana y palaciega, mucho ha cambiado la idea de monarquía y de gobierno desde los años de Felipe II.