El agua del Monasterio
CARLOS AGUDO.- Las ideas de Vitrubio, el arquitecto por excelencia romano, influyeron en toda la arquitectura del renacimiento, por tanto, también en la construcción del Monasterio. Uno de sus principios, sobre otros, era buscar emplazamientos donde el abastecimiento de agua fuera suficiente y de calidad.
El padre Sigüenza ya señaló la abundancia y calidad del agua del entorno. Se trataba, por tanto, de canalizarla, embalsarla, filtrarla, decantarla, distribuirla y darle presión para higiene y comodidad de las personas, obras y jardines. Pocos edificios en el mundo del siglo XVI tenían agua corriente en segundas plantas, era milagroso que la fuente del coro a 30 pies del nivel de calle, saliera agua como si de un milagro se tratase.
Para entender estas obras en los orígenes de la construcción del Palacio hay que recurrir al Vol.VIII del Documentos para la historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, en su apartado 6, se encuentra la “Descripción de la fontanería del Monasterio de El Escorial hecha en 1645”, Según el padre Gregorio de Andrés este manuscrito fue escrito por el padre Nicolás de Madrid y vuelto a editar por aquel en 1965.
La captación del agua se iniciaba en la cabecera del arroyo del Tobar, en los altos de San Juan donde se construyó un arca, que lleva el nombre de Arca de San Juan asentada en el municipio de Santa María de la Alameda en la cuenca del río Alberche, en la otra vertiente de la sierra. El arroyo Tobar es afluente del río Aceña tributario del Cofio y este se rinde al Alberche. Unos años más tarde, reinando su hijo Felipe III, fue necesario ampliar el caudal de agua para el Monasterio y la pequeña población de servidumbre, tomando las aguas de la Fuente y arroyo de la Pulga. Se construyeron las canalizaciones oportunas para conducir el agua de la fuente y arroyo de la Pulga por conductos subterráneos, que todavía existen, hasta el arca de San Juan.
A través de tubería el agua se conducía por el puerto de Malagón para cruzar la sierra y descender por el arca de la Merinera cuyo diseño permitía escuchar y palpar los tubos con el fin de detectar si el agua corría o no.
La conducción sigue monte abajo hasta el arca del Helechal, en su interior tiene dos pequeñas balsas donde se decanta y filtra el agua procedente del arca de San Juan a través de un pequeño acueducto por la pared izquierda y las aguas del propio arroyo del Helechal por su parte trasera, la construcción de este arca es de sólida piedra berroqueña, de sillares bien armados con bóveda de cañón en el interior, y techumbre a dos aguas de fuerte pendiente de la misma cantería, que le da un aspecto pétreo y sólido.
El acarreo del agua sigue hasta el arca del Cascajal ya en zona urbana, aguas abajo de la presa del Romeral. Es el arca de mayor volumen, pues, recoge las aguas provenientes de dos canalizaciones: de una parte las aguas del arca del Helechal a través de un pequeño acueducto adosa do al arcar por su lado de poniente; y de otra, recoge las aguas procedentes del arroyo del Romeral por su lado norte que entran por una boca a ras del vaso de decantación. El arca tiene unas características constructivas de fortaleza militar de planta irregular, toda ella de sillares de granito. En su interior tiene dos bóvedas de cañón apoyadas en los laterales y en cinco pilares en línea central unidos a su vez, por arcos de medio punto apoyados en capiteles sencillos cuadrados. La techumbre exterior es a seis aguas de poca pendiente, también de piedra berroqueña. La puerta de acceso tiene los dinteles almohadillados.
Desde aquí, el agua salía decantada y filtrada en cañerías dirección al arca de los Repartimientos, destruida en el 1911, situada en la plaza de San Lorenzo, de aquí salían ocho tuberías, con sus correspondientes letreros indicando donde sirve cada uno de ellos. Estos conductos llegaban al Monasterio cruzando las casas de oficios por la cuesta de Grimaldi, alcanzando la puerta de cocinas de palacio en la fachada norte, hoy entrada de turistas. La diferencia de altura entre la ubicación del arca de los Repartimientos y el nivel del suelo de la Gran Fábrica es de 19 metros, por tanto la presión del agua a la entra de las cocinas era de casi dos atmosferas, lo que permitía que el agua pudiera subir hasta los pisos altos. En el interior del monasterio se repartía el agua a “36 fuentes corrientes 9 sin uso y a fuera de la casa a 24 fuentes corrientes y 4 sin uso, además de contar con el agua de los aljibes de cada patio”. Poco después de la construcción del arca de los Repartimientos se sacó una nueva distribución por la parte trasera del arca para abastecer de agua a la población en lo que se llamó fuente del Caño Gordo donde había también un abrevadero. Hoy se conserva la pieza granítica por donde salía el agua del Caño Gordo. l