¿Dónde andará el rey Gaspar?

J. C. Sainz de los Terreros (Representante del Duendecillo Bolilla).- Nadie lo sabe, ni se sabrá. Todo un misterio. Es lo que se preguntaba el señor Callejo, propietario de la histórica juguetería de la plaza de la Cruz, desde que una noche de diciembre de hace ya más de veinte años, como todos los días, se puso a recoger las tres figuras de los Reyes Magos, con sus buzones para las cartas de los niños, que presidían, desde hacía más de cincuenta, la fachada de su establecimiento, viendo, con mucha tristeza, que el rey Gaspar había desaparecido, y con ella, desde entonces, la presencia de las tres figuras reales durante las fiestas navideñas gurriatas. No podían estar solo dos reyes. ¿Qué pensarían los niños?
Las tres reproducciones en madera de los reyes las encargó el señor Callejo a un aparejador del Patrimonio Nacional, el señor Pardo, que se inspiró para realizarlas, en las figuras de los frescos del claustro del Monasterio escurialense.
Después de veinte años en paradero desconocido, sin esperanza de que apareciera y echando en falta su presencia, hace cuatro, un movimiento vecinal con Juan Arenaza al frente como impulsor de la iniciativa, se marcó como objetivo que “reapareciera” el rey Gaspar, para volver a hacer compañía a sus amigos Melchor y Baltasar. Y con la magnífica colaboración desinteresada de Mariano Blázquez, “Pardito”, y Ángel Rodríguez Martín, el rey Gaspar volvió a este Real Sitio.
Y los niños gurriatos han podido, de nuevo, echar sus cartas a los Reyes Magos, esta vez situados en la fachada del establecimiento de Loterías Pepito Herranz, donde volverán a estar dentro de unos días, con la ilusión de que les traigan esos juguetes que les piden.
Y la familia del Callejo, disfrutarlos nuevamente, recordando a su padre, que, también, con tanta ilusión los encargó y cuidó con cariño durante tantos años.
El duendecillo piensa muchas veces, en el posible motivo que tuvo la persona para llevárselo, y qué hizo con él. Un misterio que está seguro que alguien cercano a él conoce.
Esta historia real, ¿no parece un cuento infantil de Navidad? l