Abantos: mirador por excelencia
![atalaya DE LA COMARCA](https://cronicadeabantos.es/wp-content/uploads/2024/09/GEOMORFOLOGIA-CUELGAMULOS-CANCHAL-NEVERAS-ABANTOS-39-960x560.jpg)
CARLOS AGUDO.- En el LIBRO DE LA MONTERIA del Rey D. Alfonso XI de Castilla (siglo XIV) describe el monte Abantos como “El Buen Monte del Oso”.
El Monte Abantos se levanta bruscamente desde el llano y sus cumbres se manifiestan majestuosas, conformando el punto más emblemático de la comarca escurialense, con su vértice geodésico a 1.756 m.s.n.m.
Aquí mandó colocar Felipe II una de las tres cruces que desde lo alto del murallón dominan el Monasterio.
Desde aquí se atalaya en días de cielo zarco buena parte de la Comunidad de Madrid hasta los montes de Toledo, se atisba la mayor parte de las cumbres de la sierra de Guadarrama y, al SO las cumbres de Gredos. Es el mirador por excelencia.
Hay noticias claras de que el Rey subió varias veces a estas cumbres por lo menos una al pico de Abantos como lo narró Jehan d’ Lhermite, un cortesano flamenco al servicio del Rey, que escribió un libro titulado “Pasatiempos” donde cuenta su larga estancia en España cerca de la corte de Felipe II. El Escorial es el lugar al que más páginas le dedica de los muchos que visitó; entre otros asuntos nos dejó este testimonio:
“El 14 de noviembre del presente mes (Año 1596), un día muy claro y sereno, sintió deseos su Majestad de subir a la más alta de las montañas que hay por allí cerca, a tres cotas en las cuales había ordenado plantar tres grandes y altas cruces, y aunque el acceso a este lugar estaba lleno de dificultades, algunos días antes había mandado que se abriera un camino, de modo tal que fuera posible llegar con comodidad en coche de caballos; después su Majestad subió hasta allí acompañado de sus Altezas, damas, gentilhombres y de todo su séquito, y se sentó en la cota más alta de esta montaña, muy cerca de esta cruz, y en este lugar comieron todos muy cómodamente; desde esta cima descubrieron el más bello campo del mundo y en especial todo el circundante, que era donde se había construido el Monasterio de San Lorenzo, La Fresneda, Campillo y Monesterio, y no es posible expresar con palabras la perfección con la que desde aquel lugar se descubría toda la fábrica del mencionado San Lorenzo, ni más ni menos como habríase podido ver en una pintura”
En este corto relato entendemos las inquietudes que Felipe II tenía por la contemplación de la naturaleza y el bello campo. Y el autor Jehan d’ Lhermite se adelanta al concepto de paisaje reforzado por los pintores que realizan cuadros de naturaleza, las pinturas paisajistas.
Miguel Delibes también reconoce el campo como paisaje.